Desde hace al menos cinco años, el emprendedurismo es un puntal económico de Cochabamba. Pero uno de los componentes más sorprendentes de la innovación es un grupo de pequeñas y medianas empresas de software que brinda sus servicios sobre todo al extranjero.
Internet es el principal canal de acceso al mercado que aprovechan estas compañías. «Todo se realiza a través de internet. Hay plataformas específicas para contactar clientes externos, donde las empresas publican sus requerimientos y distintos postulantes individuales o empresas postulan”, explica Marcelo Rodríguez, responsable de comunicación de Genso, empresa valluna de software.
Este comunicador multimedia hace cinco años, junto con dos ingenieros en sistemas y dos licenciados en informática, decidió emprender Genso, con el objetivo de atender un nicho de mercado local incipiente. En ese entonces, el tipo de tecnologías con las que trabajan (sobre todo mediante redes) aún no estaba en boga.
Pero, además, las empresas de software no demandan altas inversiones de capital de arranque y su valor está en el recurso humano capacitado. Por tanto, son conformadas por profesionales jóvenes que buscan crear su propia fuente de ingresos y esto ha dado lugar a que se den iniciativas bastante interesantes, desde cosas sencillas como un juego hasta más complejas como redes sociales.
Las empresas dedicadas a la creación de software con residencia en La Paz tienen como mercado al Gobierno y la banca; esas compañías se enfocan en proyectos gubernamentales y de administración, explica Gonzalo Nina, un emprendedor que actualmente tiene una compañía en la incubadora de empresas mas grande de Bolivia, HUB7.
Nina añade que las que trabajan en Santa Cruz tienen sus clientes en las gerencias de las centrales de empresas medianas y grandes de Bolivia «y puede que sea éste uno de los motivos de que Cochabamba busque mercados afuera”.
Muchas compañías nacionales, sobre todo pequeñas y medianas, aún no entienden que necesitan de tecnologías para mejorar su funcionamiento y que los costos no son bajos; por ello, las empresas de software miran a mercados extranjeros.
«Fue bueno buscar contratos en el exterior porque actualmente el 20% de nuestros contratos es con empresas locales (entidades públicas o empresas grandes) y el 80% con el exterior”, afirma Marcelo Rodríguez.
El gerente de operaciones de iProjectPartners (IPP) Bolivia SRL, Fernando Terrazas, explica que el mercado nacional no es grande, pero está creciendo. Su empresa nació en Bolivia en marzo de 2012 con la premisa de dar el soporte desde el país a proyectos de Estados Unidos; por tanto, en ella trabajan profesionales bolivianos y extranjeros.
Con el talento boliviano, asegura, y con las brechas que se cierran gracias a internet -lo cual ha permitido acceder a más información- «las empresas en Cochabamba se han vuelto muy capaces y como trabajan de forma responsable eso gusta a las firmas del exterior”.
iProjectPartners Bolivia SRL tiene oficinas también en Santa Cruz, pero desde su oficina administrativa en Cochabamba también trabaja en línea en proyectos de Estados Unidos, Europa y Asia.
Trabajar con pedidos de países más avanzados requiere también que los profesionales bolivianos tengan capacidades iguales a las de sus pares en China e India. Estos dos países también ofrecen servicios de creación de tecnologías que en avances y precios son una dura competencia para los bolivianos.
En opinión de Marcelo Rodríguez, de Genso, el nivel de programación, sobre todo cochabambino, «puede competir tranquilamente con China e India”.
Indica que «si bien la educación pública nacional no es de las mejores, tampoco está mal del todo. Hay profesionales buenos y los estudiantes tienen la capacidad de autoformarse a través de la tecnología”.
Los profesionales aprovechan internet para tomar cursos. Hay centros de estudios como Coursera, de la Universidad de Stanford, que ofrece cursos en línea y a distancia en inglés, por lo cual también es muy importante que los profesionales en sistemas dominen a la perfección el idioma.
Gonzalo Nina fue presidente, durante dos años consecutivos, de la Sociedad Científica de estudiantes de Sistemas e Informática (SCESI), de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS). En ese tiempo, el SCESI tenía una gran cantidad de solicitudes de trabajo de empresas privadas.
Ya que muchos jóvenes profesionales que salen de la UMSS no están al nivel que necesitan las empresas (estándares internacionales), muchas de ellas requerían personal más calificado y en la SCESI se logra que los estudiantes estén mejor preparados.
Hoy en día, dice Terrazas, «hay bastantes profesionales que salen de las universidades y son reclutados por las empresas de software ya conocidas a nivel internacional”.
Además de las capacidades de los profesionales cochabambinos, los costos de sus servicios son bastante bajos en comparación con los de empresas del mismo tipo en Europa y Estados Unidos.
«No siempre estamos a la par, pero esas deficiencias se superan con el tiempo y la experiencia que se adquiere mediante la realización de proyectos de outsourcing (subcontratación) y logramos competir con las empresas de China e India”.
Otro de los elementos que beneficia a la oferta boliviana, cuando se trata de empresas de Estados Unidos que requieren sus servicios, es la zona horaria. Al estar el país en la GMT 5, tiene la misma hora que algunos Estados del país del norte. Sin embargo, si se debe cumplir con contratos con la India, se trabaja en horarios nocturnos, desde las 19:00, aunque hay algunas complicaciones de coordinación.
El outsorcing es una de las principales fuentes de ingreso para las empresas de software, sobre todo para aquellas que están iniciando sus operaciones y, por supuesto, también se da mucho con las empresas en Cochabamba. El outsourcing consiste en el ejercicio que hacen muchas empresas de software de subcontratar a empresas pequeñas de otros países para que se encarguen de desarrollar proyectos que les piden sus clientes.
iProjectPartners Bolivia SRL, por ejemplo, se especializa en inteligencia de negocios. Realiza análisis de datos o big data y trabaja con tecnologías que en Bolivia, si bien se aplican, no son bien aprovechadas, al máximo.
No hay datos exactos pero se conoce que al menos 15 empresas de desarrollo de proyectos de software, conocidas en el ámbito internacional, funcionan en Cochabamba y cada una cuenta con un mínimo de cinco profesionales como parte de su recursos humanos.
Sin embargo, las condiciones bolivianas que salen del Estado aún no permiten un crecimiento fuerte para estas empresas.
Si bien en noviembre de 2013 el Gobierno aprobó el decreto supremo 1793, del Reglamento de Desarrollo de Tecnologías de Información y Comunicación, que dispone que todas las instancias públicas migren al software libre en un plazo de siete meses, esto no ha sucedido.
Asimismo, no hay una reglamentación que permita que los proyectos de software sean reconocidos como una propiedad que pueda ser usada, por ejemplo, como garantía crediticia
El gerente adjunto de la Fundación Autapo (Fautapo), Jorge Lozano, explica que en Cochabamba crece cada vez más la preferencia por emprender nuevos negocios.
Si bien las estadísticas indican que sólo el 5% de los emprendimientos a escala nacional logra consolidarse hasta convertirse en empresas, desde el punto de vista del especialista en emprendedurismo, Alberto Melgar, la mayoría de los emprendedores prosigue en nuevas ideas hasta lograr éxito.
El perfil del emprendedor cochabambino, dice Melgar -quien desde hace años trabaja con jóvenes cochabambinos a través de Aldeas Infantiles SOS y del municipio de Tiquipaya-, es el de «un profesional con un promedio de edad que oscila en los 31 años y que varias veces ha intentado uno y otro emprendimiento”.
Esto, dice Lozano, se debe a que muchos jóvenes que egresan de las universidades y/o los institutos se enfrentan con la falta de empleo. «El emprendimiento no atrae tanto a los bachilleres como a los que ya han estudiado alguna carrera”, asegura. Por ello, la capacitación en manejo de empresas es una temática que demanda mucha formación.
Hay municipios como Tiquipaya que están poniendo en marcha incubadoras de empresas para que los jóvenes no sólo mejoren sus conocimientos sobre su especialidad, sino para que también se conviertan en buenos empresarios. Además, organizaciones como Fautapo apoyan las iniciativas empresariales en el área rural.
Melgar dice que una característica en los emprendimientos vallunos es que se cuenta con financiamiento de remesas del extranjero o muchos vuelven del exterior para emprender.