El amor al riesgo y la valentía son dos de los secretos que ayudaron a Janis Paredes no solo a salir adelante sino a desarrollar un emprendimiento exitoso en La Paz cuyo nombre ya trasciende a nivel nacional y apuesta a convertirse en una franquicia. Se trata de las Jawitas mi Chulumani, el tradicional producto (empanada) que Janis rescató de los Yungas para atraer a los paladares paceños.
Con un generoso relleno de queso, la empanada caliente no tardó en ser el deleite de cientos de comensales que prueban y sin premura repiten la experiencia. Así de las 200 unidades que comercializaba en un día en el pasaje Ortega y avenida Tumusla (mayo 2010) de la ciudad de La Paz, Janis Paredes pasó a comercializar 3000 unidades en sus 3 tiendas (desde 2013).
¿Cómo lo logró? En entrevista con Bolivia Emprende, la emprendedora boliviana relata la historia de su emprendimiento, los retos tuvo que afrontar en el proceso, las lecciones aprendidas y las claves de éxito para los emprendedores.
Jawitas Mi Chulumani nació un 23 de agosto del 2013 cuando Janis Paredes se asoció con su hermano para fortalecer el negocio. Pero, previo a esta consolidación, Janis tuvo que afrontar varios desafíos en su vida profesional y personal. Así la emprendedora relata a Bolivia Emprende las razones que la llevaron a emprender.
J.P. Fui funcionaria pública durante 12 años ocupando diferentes puestos, en diferentes instituciones no despreciables, pero llegó un momento, el 2010 en que me quedé sin empleo. Fue una época difícil porque yo era mamá soltera. Pasaron 4 meses y encontré un empleo pero no era un trabajo en el que pudiera escalar o proyectarme como profesional (Ingeniero comercial). Entonces pensé qué hacer y me dije: ¡Voy a hacer pan! Así como mi mamá que era panadera de Chulumani y que nos crío a mi hermano y a mí entre balayes (canastas de pan).
Un día en casa ví el horno sin uso de mi mamá, aquel que todos los días veía, ese día lo ví con otros ojos, ahora representaba una puerta ante mi situación, entonces dije voy a hacer pan, nunca lo había hecho y me inscribí a unos cursos rápidos donde me enseñaron a hacer 10 tipos de panes. Luego llevé el horno que tenía a una tienda y le dije a mi mamá que me ayudara. Así, un 27 de mayo de 2010 hicimos pan.
La ventaja era que estaba cerca a un colegio y cada madre que iba a recoger y dejar a su hijito compraba pancito, pero el rendimiento era bajo y el esfuerzo era mayúsculo, porque no hacíamos el pan en serie. La rentabilidad era menor. Entonces no valía la pena.
Entonces mi mamá me dijo ¿por qué no hacemos jawitas?, pero yo no sabía hacerlas. Vendíamos pan en la puerta y era fácil vender porque como dice el refrán “pan caliente se vende siempre”, pero vender la jawita era el reto, pues no era conocida.
Hicimos 70 jawitas con 10 libras de harina, pero el reto era venderlas porque si bien eran ricas, nadie las conocía y había que venderlas con una nominación. Yo salí a la calle agarré una lata de hornear y me puse una indumentaria blanca. Ese día fue difícil, ahora sé que el mayor reto no fue venderlas, el mayor reto fue vencerme a mí misma, ese paradigma de que estaba hecha para trabajar en oficina con indumentaria totalmente diferente ahora tenía que estar con el cabello bien recogido, con jeans y tenis era un cambio trascendental, para mí era complicado y mantuve esa actividad durante un año procurando que la gente que me conocía no se entere. Me fue muy bien, era como un sueldo y un poco más, vivía bien.
Además trabajaba unas horas en la mañana este producto en los Yungas sólo se vende en la mañana se hace a las 5 am y se hornea hasta las 8am. Un día no vendí como lo había estimado y me sobraron jawitas y en lugar de desanimarme hornee más jawitas y así comencé a venderlas por la tarde, se vió oportunidad en medio de un aparente problema. Ahora las jawitas se venden tres veces más en la tarde que en la mañana.
Para ser emprendedor fundamentalmente se debe tomar la decisión y ser constante al respecto, Janis comprendió la importancia de las decisiones en el proceso de emprender cuando vió mejores oportunidades que la alejaban de su emprendimiento y el éxito que luego alcanzaría.
J.P. Empecé a producir el día entero, en ese periodo recibí ayuda de mi hermano quien empezó a conocer el negocio, él estaba en la universidad en el último año y se tenía que casar. Paralelo a eso salió una opción de trabajo en el Ministerio de Relaciones Exteriores con un buen sueldo y pensé en encargarme del trabajo y sin dejar el negocio, con el pasar de los días me dí cuenta de que el tiempo no alcanzaba pues debía encargarme del trabajo, del negocio y lo más importante descuidaba a mi hijo pequeño, es así que decidí dejar el negocio en manos de mi hermano con el fin de ayudarlo y no cerrar el negocio pues ya tenía buen mercado y bastante aceptación.
Entonces le dije: te dejo el negocio y me quedo con mi trabajo. Pasá a ser su ayudante los días sábados porque era el día que más se vendía. En un año él se compró una amasadora, y encontró personas que le ayudaban mientras yo seguía desempeñándome en mi puesto de trabajo. Veía a mi hermano diferente, crecía, y yo seguía igual claro con mejor sueldo pero con mayores gastos, entonces entendí que me había equivocado, nuevamente sucedió una revolución en mi mente me hicieron decidir dejar el trabajo remunerado y volver al negocio. Sabía lo que esto significaba, mucho sacrificio, pero más allá de eso ahora veía mucho porvenir, auguraba ventas incomparables, empecé a soñar y a empezar nuevamente de cero, sin titubeo alguno, ese día renuncié a mi trabajo y empecé una nueva aventura.
Janis desde que tomó la decisión de emprender un negocio, nunca dejó de soñar en el éxito que alcanzaría, pese a los problemas y obstáculos que enfrentó nunca dudó de su capacidad para fortalecer el negocio.
J.P. Así empecé a buscar un local (tienda) para volver a empezar, cuando lo decidí nunca lo dudé, cuando dudas de algo ya lo perdiste. Un día encontré el local, no sabía cómo pero dije: ¡Aquí voy a vender jawitas! era una tienda de 3 x3 metros, no tenía ni agua ni alcantarillado, el alquiler era alto. El dueño al verme con vestida con tacos y formal, dudó de mí ¿qué vas a poner? me preguntó, pan -le dije, pero me aclaró que la ganancia tenía que abastecer para pagarle. Eso en algún momento en mi interior me dió más fuerza.
No tenía dinero, así que un primo pintó el local, hice instalar agua, luz, y al contrario de la primera vez que nadie se enteró de mi oficio, esta vez se los dije a todos sin ninguna vergüenza y además con mucho orgullo. Es cuando comprendí que había vencido el ego interno que en algún momento me hizo sombra.
Pero necesitaba ayuda, pedí ayuda a mi hermano quien me la prestó, hice conocer mi decisión a los amigos por mi cuenta de Facebook, “la primera jawita es gratis y tienen que venir”. Y desde el primer día había cola, bendito Dios, todos los días había cola en la tienda de la Calle Yanacocha.
De acuerdo a Janis, gracias a la ubicación (local en lugar céntrico) y la producción constante (día completo) logró vender el doble que su hermano, «en cuatro meses vendía el doble». Así también, el rumor del buen sabor de las Jawitas mi Chulumani llegó hasta al personal de la Alcaldía, quienes la invitaron a participar de un concurso para emprendedores donde ganó el primer lugar. Pero en ese proceso, Janis tampoco quería competir con su propio hermano y le propuso trabajar en alianza “vas a ser mi competencia o vas a trabajar conmigo” le dijo Janis y es así que decidieron unir esfuerzos para seguir adelante.
J.P. Entonces alquilamos un lugar donde empezamos a producir, nos compramos una vagoneta y lo chistoso es que ninguno sabíamos manejar pese a que tenía licencia de conducir no había la práctica suficiente, jaja -ríe. Y así pasé un sinfín de avatares de nuevo conductor, la distribución estuvo a mi cargo durante el 2013 en tres puntos de venta. A fines del 2014 ya tenía 7 tiendas, lo que me faltaba era espacio para producir, no contábamos con un inmueble, todo era alquilado nos mudamos a la ciudad de El Alto pero los costos de distribución y riesgo eran altos.
Un aspecto sumamente importante son los insumos, y pasamos por muchos proveedores de queso hasta que pudimos identificar a una empresa que actualmente nos elabora un queso de calidad con los requerimientos de “Jawitas Mi Chulumani” producidas con leche de nuestro altiplano boliviano.
Algo que rescato, es que cuando me invitaron a la planta láctea me di cuenta que la cadena de producción impacta a una comunidad lechera, los beneficios alcanzan de manera indirecta a la actividad ganadera de la región de Tiwanacu. Cuando fui la gente estaba muy agradecida. Es un mercado seguro diario, y me siento orgullosa del impacto económico y social que se tiene.
J.P. En invierno del año pasado teníamos tal demanda que mi producción era insuficiente, mi hermano estaba a cargo de esto. Entonces dije voy a vender más. Pero la carga administrativa, impositiva, laboral que venía en conjunto eran insostenibles. La situación se empezó a desbordar sin planificar, el crecimiento había sucedido en menos de 6 meses, entonces se decidió cerrar algunos puntos de venta y tan solo contar con algunas, el objetivo final era hacerlo bien.
Actualmente estoy enfocada en tener un centro de producción que responda a mis necesidades y producir con calidad e innovación para poder hacer una distribución y empezar a cerrar negocios de concesión haciendo participe a la gente que ahora actualmente me colabora, gente que trabaja conmigo hoy y que hacen realidad este sueño, una satisfacción que busco es que mis empleados trabajen con las jawitas siendo ellos dueños de las mismas, así nacerá un negocio de franquicia o concesión y se está trabajando en el diseño de este modelo. Mi valor es la jawita.
J.P. La competencia es un estímulo para cambiar y mejorar las cosas, es saludable pues te ayuda a pensar y fortalecer tus debilidades, tanto la competencia directa como indirecta son aspectos que hay que tomar en cuenta siempre. Hay gente que se va, y que no soporta tu crecimiento, detrás de todo hubieron días tan malos que me he quedado rendida y con lágrimas en los ojos pero siempre agradezco y valoro muchísimo el nuevo día, miras al cielo y das gracias a Dios pues un nuevo día es una nueva oportunidad.
J.P. Todas las cosas lo hago con pasión y dedicación con un objetivo bien claro y lo lindo es que avanzas un paso y vez que te faltan 10 pasos más por recorrer, y los retos se multiplican, si tienes visión esto no termina.
Esto amerita bastante sacrificio, una persona tiene que ser valiente para soportar y no ver el fracaso o el percance de hoy, sino ver a largo plazo y sin dudar, si lo dudas ya lo perdiste. Implica renunciar muchas cosas, noches bien dormidas, almuerzos bien servidos, fines de semana descansados, vacaciones bien pagadas, a veces el más grande precio es el tiempo con tu familia tus seres queridos, entonces hay que poner un equilibrio a tu vida.
J.P. Es complicado hay que poner las cosas claras desde un principio, es más fácil dividir 10 entre dos que 1000 entre dos, eso es más complicado.
Lo que me ha ayudado a salir adelante es que somos hermanos y nos reconciliamos al día siguiente. A veces quiero romper la sociedad pero me repito “sola lo puedes hacer pero acompañada lo vas a hacer más rápido”, así es que cuento con mi familia (mis hermanos y mis papás) para sacar adelante esto que fue un sueño.
J.P. Aún me cuesta establecer un equilibrio entre las tres y todos los días me bato en esos roles. Creo que estoy en proceso de realizarlo, pido que el día tenga 30 horas, no obstante se debe establecer prioridades familia, salud, trabajo, sueños, no debes renunciar a ninguno de estos.
J.P. Me levanto a las 5 am para poder abastecer a los puntos de venta de producción y adiestrar a mi gente en planta. El primer lote de producción sale a las 7:30 am, 12:00 am voy rápidamente a mi casa a revisar la tarea de mi hijo, a asegurarme de que haya comido y esté uniformado, por la tarde me dedico a las tareas administrativas y finalmente por la noche a hacer los cierres de caja y preparar tareas para un nuevo día.
J.P. Siempre pensé en tener una empresa, pero no imaginé que sería una de tanto impacto, tengo clientes que desayunan almuerzan y cenan jawitas. Tengo clientes que comen una jawita llorando porque se acuerdan de su niñez en Chulumani. Hay experiencias hermosas que me alimentan y me ayudan a seguir dando mi máximo esfuerzo, puedo decir que lo importante es que te traces metas a largo plazo y que los avatares diarios no te derrumben al contrario te inspiren.
J.P. Este negocio me dió la oportunidad de poder representar a una región de mi amada Bolivia, Chulumani el lugar donde nací, que tiene mucha riqueza cultural desconocida y en lo futuro quiero darlas a conocer a través de sus sabores y saberes. Poder llevar adelante el nombre de Mi Chulumani para mi representa un orgullo y una satisfacción incomparable, actualmente no solo se representó a Chulumani sino también a mi La Paz Maravillosa y a mi hermoso departamento, seguramente en lo futuro también se podrá hablar de las jawitas fuera de nuestras fronteras como algo muy típico de Bolivia.
J.P. Cuando ganamos el premio en el Saborea y vive La Paz, en el Tambo y MIGA , los jueces y chefs que eran reconocidos internacionalmente, se admiraban de mi producto. Era algo irónico estaral lado de los chefs sin mucho saber de cocina. En ese momento me propuse estudiar gastronomía para perfeccionar lo que estoy haciendo. Una cosa que no hago y nunca voy a dejar de hacer es capacitarme, en una y otra cosa que me permita fortalecer relaciones para ver más allá de lo que estoy viendo. Hago todos los esfuerzos para que suceda.
J.P. Muchas cosas, como: la formalización, sociedad, tema organizativo, operativo.
Dedicarte al negocio 100%. Tienes que vencerte, no a los demás sino a ti mismo porque al primer fracaso la sociedad te demanda y dice “yo sabía que no iba a funcionar” no hay que escucharlos, hay que creer antes de ver.
Aunque nadie crea en ti, no tienes que dudarlo uno tiene que creer en sí mismo.
J.P. Siempre quise hacer una empresa pero nunca pensé que iba a ser tan mío, que me identificara y representara y me llenara de tanto orgullo. Hace algún tiempo si hablabas de los Yungas el mayor referente era Coroico y yo pensaba Chulumani también es Yungas y tiene mucha riqueza, así que decidí llamar a mi empresa “Jawitas Mi Chulumani”. Chulumani es un lugar hermoso y tiene mucho que ofrecer, entre esas cosas esta su gastronomía.
J.P. Jawita en aymara, viene del vocablo jawitaña que significa untar o pintar encima de la empanada.
Mi mamá hacia la jawita con la misma masa del pan, le ponía un relleno que decía que era falso queso y lo tapaba y agarraba el jawi que es una mezcla de achihuete, o aceitito.
No hay certeza de que sean de Chulumani si digo “Jawitas Mi Chulumani” es porque amo a mi pueblo, pero las jawitas hay en todos los Yungas especialmente el sur como: Irupana, Chojlla.
Sin embargo, se dice que en Chulumani la señora Antonia Fernández, mucho mayor que mi mamá, se le ocurrió ponerle a la jawita queso de verdad y las vendía antes de que las hornee. Los turistas hacían cola, pero después falleció y nunca más alguien produjo jawitas como ella.
Nombre: Janis Verónica Paredes Villca
Profesión: Ingeniero comercial
Procedencia: Oriunda de Chulumani, departamento de La Paz
Entrevista realizada por Bolivia Emprende