El agro nacional se enfocó el año pasado en 72 productos, de los cuales ocho ocupan el 44,7% de las tierras cultivadas. La soya lidera en superficie y la caña de azúcar en producción. Los trabajadores del agro planean un mayor desarrollo de la oferta.
Un informe del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras al que tuvo acceso La Razón revela que en la campaña agrícola 2018-2019 la agricultura nacional se concentró en 72 productos, entre frutales (23), hortalizas (19), cereales (9), oleaginosas e industriales (8), tubérculos y raíces (7), estimulantes (3) y forrajes (3).
Los tres principales de cada grupo son mandarina, plátano y naranja, en el primero; frijol o poroto, haba y arveja, en el segundo; maíz, sorgo y trigo, en el tercero; soya, caña de azúcar y girasol, en el cuarto; papa, yuca y oca, en el quinto; cacao, café y té, en el sexto; y cebada berza, alfalfa y avena berza en el último.
Los 72 productos se cultivaron en una superficie de 3,85 millones de hectáreas (MM/ha) que produjeron un total de 19,75 millones de toneladas de alimentos.
A criterio del gerente general de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Edilberto Osinaga, las actuales 3,85 MM/ha de tierras cultivadas en el país pueden producir “el doble y hasta el triple”, si son tratadas con urea, fertilizantes y mejores sistemas de riego.
Los productos que ocuparon la mayor parte del total de tierras empleadas para el agro en la campaña 2018-2019 son la soya (36%), la papa (4,5%) y la caña (4,5%).
Los que tienen la mayor participación en el volumen total de producción nacional son, a su vez, la caña de azúcar (48,3%), la soya (15,1%) y la papa (6,3%).
Los que poseen, finalmente, un mayor rendimiento por hectárea son la caña, con 54,7 toneladas; la piña, con 17,2 toneladas; y el banano, con 14,9 toneladas.
El último informe del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras detalla también que el cultivo de 64 tipos de cereales, hortalizas, estimulantes, forrajes, tubérculos y raíces para la canasta familiar ocupó 1,98 millones de hectáreas (55,3%) del país, mientras que la siembra de ocho oleaginosas e industriales requirió de 1,72 millones de hectáreas (44,7%). En este último grupo están la soya, la caña de azúcar, el girasol, el sésamo, el maní, el algodón, el achiote y el tabaco.
El documento indica también que el 64% de las tierras cultivadas está en los llanos y norte integrado de Santa Cruz, el 5% en el altiplano central y el 4% en los valles del norte, mientras que el 27% restante está repartido en otras zonas agrarias del país.
Con la perspectiva de incrementar el rendimiento de la producción boliviana, Osinaga anticipó que como institución la CAO, con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), elabora un Plan Nacional de Desarrollo Agropecuario, el cual será presentado al gobierno que surja de las elecciones generales de mayo.
“Necesitamos reglas claras. Ya se están liberando las exportaciones y se deben abrir mercados, porque el nuestro es bastante pequeño y se satura”, consideró el ejecutivo de la Cámara Agropecuaria del Oriente.
La pasada gestión, la torta derivada de la soya (incluso molida) se constituyó en el principal bien alimenticio exportado de Bolivia, de acuerdo con un análisis del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBSE) elaborado con base en datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El volumen comercializado al mercado externo de esa oleaginosa superó las 1,5 millones de toneladas por un valor de $us 452,5 millones.
El segundo producto de mayor comercialización internacional, con 347.000 toneladas, es el aceite de soya en bruto, cuyas ventas alcanzaron los $us 207 millones.
Durante el año anterior también se registraron envíos a mercados externos de 91.000 t de azúcar en bruto (sin adición de aromatizante ni colorante) por un valor de $us 34,2 millones.
También se destacan las ventas de 118.000 t de bananas frescas tipo cavendish valery por $us 29,8 millones, así como 42.000 t de aceite en bruto de girasol por $us 28 millones.
El informe Perspectivas agrícolas 2019-2028 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos OCDE y la FAO proyecta que para 2028 América Latina y el Caribe responderá por más del 25% de las exportaciones globales de productos agrícolas y pesqueros, y que la región verá un crecimiento de 22% en sus cultivos y una expansión de 16% en sus productos pecuarios en la próxima década, siete y dos puntos porcentuales más que el promedio global, respectivamente.
Para los productos básicos, como el maíz, el arroz y la carne de res, un mayor crecimiento de la demanda internacional con respecto a la doméstica significará que una mayor parte de la producción se destinará a la exportación en la próxima década, según los resultados del estudio.
En 2019, las ventas internacionales de alimentos producidos en Bolivia superaron los $us 1.312 millones, un 9,5% menos de lo alcanzado en 2018, cuando se registraron exportaciones por un valor de $us 1.451 millones.
La importación de alimentos se redujo en 0,7% en 2019 con relación a 2018. Los principales productos comprados fueron harina de trigo, manzanas frescas, sorgo en grano para siembra y semillas de girasol, entre otros por un valor total de $us 619 millones.