Desde hace algunos años ya se viene hablando sobre las brechas de género en el mercado laboral, pero ¿qué tanto se ha avanzado? ¿Qué iniciativas se pueden implementar rápidamente para reducir esa distancia? La desigualdad de género es un problema estructural en la región. Por eso, el Grupo BID, PwC y ONU Mujeres, en el marco del programa Ganar-Ganar, decidieron unir fuerzas para promover distintas acciones que favorezcan la equidad a través del premio anual dirigido a las empresas llamado «El talento no tiene género».
El primer paso que debe tomar una organización o empresa es realizar una autoevaluación, una herramienta necesaria, entre otras cosas, para identificar el origen de la desigualdad. Es útil tanto para abrir el diálogo y hacer foco en el problema como para elaborar un diagnóstico y saber dónde nos encontramos. Gracias a ella será posible encontrar los puntos nodales para reflexionar, crear una estrategia y establecer las acciones que favorezcan la equidad de género. El autodiagnóstico, sobre todo, permite visualizar dinámicas sociales y los discursos cristalizados en un determinado grupo con el fin de poder desentramarlos y construir las bases para el cambio.
La segunda iniciativa es crear un protocolo de prevención y denuncia de acoso sexual. Es necesario contar con un marco que garantice la prevención, permita la denuncia y brinde espacios de contención y ayuda. Una buena práctica es crear un comité dedicado a este tema, que organice seminarios, charlas y acciones para brindar información y concientizar al personal, permitiendo muchas veces identificar comportamientos de acoso que han sido naturalizados.
Una tercera iniciativa es revisar la gestión humana. Preguntas en la evaluación del tipo “¿cómo está compuesta la dotación?”, “¿hay brecha salarial por género?”, “¿cómo apoyamos el crecimiento de las personas?”, “¿cómo son nuestras evaluaciones?”, permiten reflexionar, pensar y generar cambios para igualar las condiciones laborales. Algunas nuevas perspectivas que se pueden proponer como puntapié para iniciar este proceso son, por ejemplo, hacer foco en el talento y no en el género al realizar búsquedas de personal; establecer objetivos claros y realizar evaluaciones de desempeño acorde a esas metas; establecer un marco y sistemas de remuneraciones justos; acompañar el crecimiento hacia liderazgos sin importar el género y potenciar a las personas.
La cuarta iniciativa para favorecer la equidad de género se relaciona con los espacios físicos, en los que muchas veces se plasman sesgos inconscientes de género. Por eso, se trata de adecuar estos espacios para fomentar la inclusión y brindar entornos necesarios para la expresión de la diversidad.
Las políticas y acciones implementadas al interior de las organizaciones o empresas son el punto de partida para conectar con la comunidad y apostar al cambio. Si bien lo que se trabaje puertas adentro desborda naturalmente hacia la comunidad hay acciones que se pueden realizar para conectar aún más y favorecer la equidad de género.
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