Julio León Prado, presidente del Directorio de Banco BISA, habla de su experiencia en el sector bancario, de cómo el banco llega a sus seis décadas de vida y la perspectiva que tiene del futuro de Bolivia.
Es una experiencia de vida basada en el trabajo. Soy ingeniero civil y gracias a esta formación pude emprender desde la década de los años sesenta del siglo pasado. En ese tiempo comencé a incursionar en proyectos de generación y transmisión de energía eléctrica, primero en Perú, luego en Bolivia y varios países de América Latina.
De ahí en adelante, impulsamos muchos proyectos de infraestructura y desarrollo del país. Durante mi carrera también promoví la actividad agrícola a gran escala en Santa Cruz y pude ser parte de proyectos urbanísticos en todo el país. Aquí debo señalar que pude aportar al desarrollo de obras civiles de gran envergadura y así construimos y edificamos varias empresas en Bolivia como en el exterior.
Tanto en Bolivia, Costa Rica, Panamá, Nicaragua y Perú tenemos operaciones similares de ingeniería. Soy un emprendedor y esa es mi vocación de vida.
Desde el punto de vista financiero, mi experiencia ha sido de transformación constante. Así lo hicimos con el Banco BISA, hasta convertirlo en lo que es hoy, el eje de uno de los grupos empresariales más importantes del país. Creímos, creemos y confiaremos siempre en Bolivia.
Llegamos a la banca gracias al impulso de nuestros emprendimientos anteriores. No soy un banquero, digamos, nativo. Comencé a caminar por estas rutas en los años ochenta. Lo hicimos con el Banco BISA, cuando era una entidad de segundo piso orientada básicamente al financiamiento de emprendimientos industriales, como apoyo al desarrollo del país. El Banco evolucionó hasta convertirse en una de las entidades más sólidas y confiables del país. Hace poco cumplimos 60 años de servicio y tal como cuando comenzamos, creemos en Bolivia. Por eso, hoy BISA ya no solo es un banco, es el eje del primer conglomerado financiero del país con la oferta más completa de productos y servicios financieros del país. Además, en 1992 participé en la fundación del Banco Sol. Este es el ejemplo más claro del poder de la confianza porque es sobre ese valor que se respaldó a pequeños emprendimientos y llegamos a sectores donde la banca tradicional no había llegado hasta entonces: al pequeño empresario, esta experiencia trajo consigo muchas satisfacciones personales.
Podríamos decir que es una institución financiera múltiple que contribuye y acompaña al crecimiento de todos los sectores económicos del país. Ha llegado donde está, sobre la base de los valores de “prudencia, compromiso, innovación, coordinación, integridad y calidad”. El Banco BISA es hoy una de las instituciones más sólidas y solventes del país.
Me parece que todo esto se puede resumir en el propósito de “simplificar la vida” de nuestros clientes, usuarios y para todos aquellos que pongan en marcha una iniciativa en favor del desarrollo de cada región y del país.
Hemos cumplido 60 años creyendo en Bolivia. El Banco BISA se comprometió con el desarrollo del país desde que nació y, durante todo este tiempo, superó varios desafíos hasta convertirse en el pilar del grupo financiero más importante del país, con siete empresas líderes.
Banco BISA ha forjado, en estas seis décadas, elevados estándares de credibilidad institucional, lo hizo gracias al trabajo comprometido de sus colaboradores y la confianza de miles de clientes y usuarios que, al final del día, son nuestros aliados.
Al menos dos, confianza y trabajo. Las historias de éxito sobre estas dos variables abundan. El desarrollo de varios sectores se ha basado en el trabajo sostenido y los resultados de esta actitud generan confianza. Los créditos que damos y los depósitos que llegan a nuestro banco son un efecto de este valor. Una vez más, la confianza es creer, creer en el país y en su gente trabajadora.
Además de las claves que mencioné en la pregunta anterior, cada emprendedor y empresario debe estar seguro y amar lo que está haciendo. En muchas ocasiones, uno se desanima, pero sigue adelante. Esto, al final del día, genera resultados y esto es lo que cuenta. En mi experiencia, es el trabajo lo que te hace sólido y con esto se genera confianza.
Cuando uno es joven puede explorar todas las posibilidades de crecer y ser feliz. Pero también es importante la formación académica constante. Cuando era muy joven promoví el horario nocturno en una escuela fiscal de Quillacollo para que jóvenes de sectores vulnerables puedan estudiar. Fui regente, pero también escribí durante un tiempo reportes periodísticos desde Quillacollo. Se los enviaba a mi hermano que era periodista y que trabajaba en La Paz. ¿Por qué recuerdo esto? Lo hago un poco para motivar a los jóvenes que podrían estar leyendo estas líneas. Siempre es posible avanzar si se buscan nuevos conocimientos, si nos capacitamos y creemos en valores.
Bolivia es un país maravilloso con mucho potencial. Ha pasado por momentos complicados, pero siempre los ha superado. Creo y confío mucho en el país, en el poder transformador de su gente. El futuro es un proceso de construcción constante y así es nuestro país. Somos constructores. ¿Qué perspectivas tiene un constructor? Una obra y esto siempre es capaz de trascender en el tiempo.
Respondo con una frase, “Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”, eso decía el filósofo chino Confucio; esa fue la ruta que elegí.