Reutilización de materiales, cadenas de reciclaje, optimización energética y autogeneración, éstas son las claves de la economía circular, un modelo que busca extender la vida de los productos y de esta manera ser más amigable con el medio ambiente.
La economía circular implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. Es un modelo de producción que permite extender el ciclo de vida de los productos.
“En la práctica, esto implica reducir los residuos al mínimo. Los productos que llegan al final de su vida, son repuestos en la cadena y sus materiales se mantienen dentro de la economía siempre que sea posible gracias al reciclaje. Éstos pueden ser productivamente utilizados una y otra vez, creando así un valor adicional”, explica Carlos Molina, director de la carrera de Ingeniería Comercial de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
Este modelo contrasta con el modelo económico lineal tradicional, basado principalmente en el concepto “usar y tirar”, que requiere de grandes cantidades de materiales y energía baratos y de fácil acceso.
“La economía circular puede ser aplicada prácticamente en todos los rubros de la economía, con muchas ventajas, tanto para las empresas como para la sociedad.”, explica Molina.
Por ejemplo, la reutilización y el reciclaje de productos ralentizarían el uso de recursos naturales, reducirían la alteración del paisaje y el hábitat y ayudarían a limitar la pérdida de biodiversidad.
Otro beneficio de la economía circular es la reducción de las emisiones anuales totales de gases de efecto invernadero.
Por otra parte, permite crear productos más eficientes y sostenibles desde el principio ayudaría a reducir el consumo de energía y recursos, ya que se calcula que más del 80% del impacto ambiental de un producto se determina durante la fase de diseño.
La transición hacia productos más fiables que puedan reutilizarse, actualizarse y repararse reduciría la cantidad de residuos.
Asimismo, otro de los motivos para avanzar hacia una economía circular es el aumento de la demanda de materias primas y la escasez de recursos, a través del reciclaje de materias primas, mismo que reduce los riesgos asociados al suministro, como la volatilidad de los precios, la disponibilidad y la dependencia de las importaciones.
Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el valor de los metales recuperados de los desechos electrónicos supera los 55 mil millones de dólares anuales. Según Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), “el reciclaje de los desechos electrónicos también puede generar empleo y estimular el crecimiento económico”.
Por ejemplo, señala el experto, las microempresas pueden comenzar a reutilizar el papel de desecho que generan, ya sea de madera u orgánicos, entre otros, de múltiples maneras.
Esto puede lograrse de manera interna o a través de clústers de empresas generando así el beneficio adicional de la creación de nuevos puestos de empleo.
“En Bolivia esto lo conocemos como el Ayni Empresarial que funciona de la siguiente manera. Una empresa produce desechos de madera y, en vez de botarlos, estos desechos son vendidos a otra empresa que los utiliza como materia prima. Lo mismo se puede hacer con papel, botellas PET, cartón, plastoformo, entre otros materiales”, explica Molina.
Esta cooperación ya se da entre firmas del país, tanto grandes como pequeñas, sobre todo en el caso del reciclaje de botellas, rubro en el que ya existen varios proyectos avanzados, expresa.
“La tecnología existe, sólo es cuestión de que los empresarios se animen a avanzar en ese tema, pero ya tenemos plantas de reciclaje de plástico de botellas PET y en Cochabamba también estamos viendo qué empresas están emprendiendo en la reutilización de las llantas de los autos, están recauchutando las llantas y las están volviendo a utilizar. Van donde el transportista y le dicen ‘dame tu llanta y yo te la voy a reciclar y la vuelven a hacer’. Estamos abaratando costos de transporte y los costos logísticos”, puntualiza.
Por otra parte, el experto indica que las empresas pueden aprovechar la economía circular produciendo parte de su propia energía a través de fuentes limpias, como la energía eólica, la energía solar o, próximamente, la energía geotérmica.
Por ejemplo, en El Alto hay empresas que ya están aprovechando los vientos que tienen para generar energía eléctrica a través de generadores eólicos, de esa forma la economía circular nos permite a nosotros abaratar ciertos costos, pero más que todo optimizar los recursos que tienen las empresas.
Otras empresas pueden invertir parte de sus ganancias en paneles solares y aprovechar la energía del sol para reducir su consumo energético y dejar de depender de la generación de energía con combustibles fósiles.
Sin embargo, Molina indica que, por el momento, las empresas en el país están limitadas por la tecnología, pero que con el tiempo esto se va a subsanar.
“Ahora mismo, lo que está en boga en el mundo es el tema de la energía solar y la energía geotérmica. Por ejemplo, nosotros en Bolivia tenemos en el Altiplano granjas de energía solar con más de 75.000 paneles, que eso va a poder ayudar a mejorar la eficiencia energética e impulsar a las empresas y estados a invertir en energías limpias”, indica.
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