El Canal de Panamá, surgido de la audacia de partir en dos el estrecho istmo americano para construir un paso acuático que uniera el mundo, entra en su segunda centuria administrado por panameños, en plena expansión y consolidado como hazaña histórica de alcance universal.
La colosal obra, que sirve en la actualidad al 6 por ciento del comercio mundial, tuvo su génesis en el siglo XV con Carlos V, quien hizo una de las primeras propuestas para explorar una ruta por el istmo para unir el Pacífico con el Caribe.
A lo largo de más de tres siglos, el proyecto de construir una canal interoceánico por Panamá, que por su geología y clima lo hacía parecer imposible, concitó el interés internacional y, al final, se redujo a dos países hegemónicos: Francia y Estados Unidos.
El Canal está bajo soberanía plena de Panamá desde el 31 de diciembre de 1999 por los tratados Torrijos-Carter, que también acabaron con la presencia militar estadounidense en Panamá.
La Autoridad del Canal de Panamá (ACP) administra la vía desde que EEUU la transfirió a los panameños y ahora lleva a delante su ampliación con un nuevo juego de enormes esclusas que debe estar listo a finales de 2015.