Hoy en día es imposible ignorar que el desarrollo tecnológico y la innovación constituyen dos fuerzas clave que impulsan el desarrollo social y el crecimiento de las economías. Más aún en el contexto de una revolución digital, en la que las nuevas tecnologías están cambiando la manera en que interactuamos cotidianamente, el modo de entrega de servicios públicos a los ciudadanos o la forma de hacer negocios, pero la región tiene un rezago en esta materia.
La reflexión corresponde a Nicolás Cañete y Ana Inés Basco, autores del artículo Ciencia y Tecnología, Innovación, quienes señalan que la región muestra todavía un rezago en materia de ciencia, tecnología e innovación (CTI).
“Esto se debe a diversos factores, entre ellos a que una gran parte de las empresas aún no han puesto a la tecnología y la innovación como centro de su estrategia competitiva, y a que los gobiernos, aún enfrentan obstáculos para traducir buenas intenciones en marcos coherentes de política pública con una asignación sostenida de recursos o en una mayor sofisticación de sus estrategias para fomentar a la CTI», señalan.
La urgencia de reducir la pobreza y la inequidad o de mejorar la infraestructura, las cuales demandan inversiones importantes, pareciera situar a la CTI como un lujo para las economías avanzadas.
Eso provoca plantearse frecuentemente la pregunta de que si la innovación es vista como un tema relevante para el desarrollo de los países de América Latina y el Caribe.
El estudio «La tecno-integración de América Latina», publicado por el Instituto para la Integración Latinoamericana del Banco Interamericano de Desarrollo (INTAL-BID) y Latinobarómetro, analiza en uno de sus capítulos la percepción de los latinoamericanos en torno a diferentes dimensiones de la innovación, las nuevas tecnologías y el desarrollo. ¿Qué rol le damos a la innovación y el cambio tecnológico en nuestra agenda de desarrollo? ¿Qué impacto tienen las nuevas tecnologías en nuestra vida cotidiana? ¿Cuáles son las tecnologías más resistidas y cómo hemos integrado aquellas que en su momento fueron disruptivas? Veamos algunos resultados.
Los resultados del estudio muestran que el 23% de los latinoamericanos considera que la innovación es un tema importante para el desarrollo de su país, aunque entre 11 opciones, la innovación fue la menos mencionada. Esto podría indicar que la innovación no ha logrado instalarse como un tema central en la agenda de los latinoamericanos. Sin embargo, en Brasil, la principal economía de la región, la innovación es reconocida por el 35% de los ciudadanos como un tema importante para su desarrollo. Le siguen Uruguay y Costa Rica, con un reconocimiento del 34%. En el extremo opuesto está Paraguay con 13%.
Los países que destinan un mayor porcentaje de su producto interno bruto (PIB) a «ciencia y tecnología» son los que más perciben la importancia de la innovación en la agenda para el desarrollo. En el mismo sentido, se observa una correlación positiva con los países que tienen mayor cantidad de investigadores por millón de habitantes. Es decir, cuanto mayor son los recursos destinados a la promoción de la ciencia y la tecnología, más importancia gana la innovación en la percepción de los ciudadanos.