Cuando uno escucha el nombre “Nanay”, rápidamente asocia esa palabra a la común expresión que se les dice a los bebés o niños pequeños por su apariencia o vestimenta encantadora. Ese es el dulce nombre que adoptó Patricia Maldonado para la marca de su empresa que produce prendas de vestir de llama y alpaca para bebés y niños de corta edad.
Orientado al apoyo social, a la fecha la empresa boliviana Nanay SRL trabaja con un equipo de 500 tejedoras y tejedores nativos contribuyendo a la independencia económica de quienes son en muchos casos jefes de familia y generando empleos para los bolivianos.
Si bien el nombre hace referencia a los más pequeños del hogar, la misión y visión de la empresa es grande y es que gracias a los esfuerzos de su equipo de trabajo; de brindar productos de calidad, el emprendimiento boliviano Nanay ha logrado trascender fuera de nuestras fronteras y a la fecha exporta a Estados Unidos, Europa, Japón y Korea.
Nanay SRL nace como emprendimiento boliviano en 2007, cuando Patricia Maldonado, actual gerente de la empresa se hallaba trabajando en el área comercial del proyecto de una Fundación.
Trabajé por seis años en un proyecto de apoyo a los artesanos, nos fue tan bien que a los 4 años el proyecto llegó a ser autosostenible, cumplimos con los objetivos propuestos” señala la líder empresaria.
Según relata Maldonado, el proyecto consistía en apoyar en la oferta de los productos artesanales en ferias comunales y locales sin embargo, Patricia vio que se podía hacer mucho más y halló la forma de presentar los productos en ferias internacionales. Sin embargo, dificultades como trabas en el desembolso de recursos la desmotivaron y terminó renunciando a su trabajo. “Decidí dejar la Fundación y emprender por mi cuenta” señala.
A su salida de esa institución, algunos clientes y los mismos trabajadores de la Fundación la siguieron en objetivo de emprender. De esa manera, con una inversión inicial de 5 mil dólares, nace Nanay SRL en un reducido espacio.
Mi esposo me prestó para iniciar el emprendimiento y al poco tiempo crecimos de forma inesperada, tuvimos un pedido grande y no había espacio ni para caminar porque todo estaba ocupado con los empaques de las piezas, era gracioso porque todos nos ayudaban a empacar para cumplir con la entrega” indica la emprendedora boliviana.
Es así que gracias al trabajo en equipo, Patricia logró cumplir los objetivos e impulsar el crecimiento del emprendimiento en Bolivia.
El 80 % de mi personal estaba compuesto por mis compañeros de la Fundación, y desde entonces juntos seguimos creciendo. Creamos un excelente equipo en el que societariamente participamos todos. Eso les motivó aún mucho más para trabajar y ahora todos los que comenzamos Nanay somos ejecutivos de diversas áreas de la empresa (…)”.
El esfuerzo y el trabajo en equipo, poco después se tradujo en el crecimiento de los volúmenes de ventas.
En los 2 primeros años se duplicó e incluso triplicó los volúmenes de ventas y de los 10 talleres de tejedoras con los que iniciamos, el número se incrementó a 70” señala emocionada Patricia Maldonado ante el “efecto multiplicador” que se generó en Nanay y orgullosa indica que actualmente cerca de 500 personas componen su equipo.
Conozca los factores que impulsaron el crecimiento de la empresa de Bolivia, Nanay.
Las tejedoras hacen cosas tan bellas, tienen una capacidad extraordinaria, les damos una muestra y la sacan perfecta solo necesitan una guía, unas pautas mínimas de cómo hacer y hacen maravillas con sus manos. Hemos trabajado catorce años con algunas de ellas y hemos formado una gran familia.
He logrado formar una relación de amistad con mi equipo de trabajo y eso es motivador para todos. A ratos parece que no estuviéramos trabajando; es tan divertido, hasta que llegan las épocas altas en las que se tienen que cumplir con los pedidos ahí es cuando trabajamos a cien por hora.
Eso es lo que me motiva, el placer de trabajar y después ver el resultado: que nuestros productos se están exhibiendo en tiendas del más alto nivel de Nueva York, en Washington, Londres, Tokyio etc., en tiendas súper caras. Cómo no estar motivada con eso, queremos seguir haciendo más y llegar a más.
Trabajamos con los encargados de los talleres, ellos se ocupan de su gente. Les damos las fichas técnicas para su producción y ellas que ya tienen tanta experiencia hacen el trabajo. Nosotros les proveemos la materia prima y luego les compramos los productos.
Cada producto responde a los modelos que se trabajan con las diseñadoras de las marcas internacionales y las principales tejedoras, nosotros hacemos muestras preliminares, en una semana desarrollamos el prototipo final con las tejedoras, y una vez aprobado, trabajamos para sacar la colección completa, para luego enviarlas al cliente quien los exhibe en ferias internacionales. Hacemos un trabajo conjunto.
Cada taller es una empresa, porque cada una tiene Nit, lo que hemos hecho es formar mas de 70 empresas formales y cada una paga sus impuestos; de esta manera contribuimos también con la economía de Bolivia.
Con el tiempo, las tejedoras se han dado cuenta que lo importante es cumplir con el trabajo en los plazos determinados. En un principio si se han presentado incumplimientos por parte de algunos talleres, al tercer incumplimiento hemos dejado de trabajar con ellos. Desde ese entonces hemos definido penalidades, si los productos no llegan a tiempo; pasa su turno y ellos se deben hacer cargo del costo del despacho. Esto no les conviene; enviar un paquete de 6 prendas les sale 100 dólares vía aérea – como no tenemos mar es más caro.
Cuando se presentan fallas en calidad, se rechaza la prenda y se llama a la tejedora para que haga el arreglo. Si el arreglo puede ser hecho por nosotros, cobramos por el trabajo que realizamos. Así hemos logrado trabajar en armonia en un ambiente donde todos están satisfechos y las prendas están hechas a la perfección para la exportación. Para ello, tenemos 10 personas en control de calidad.
El estante de productos con fallas antes era lleno de prendas, hoy en día cuando entro a revisar, sólo están unas cuantas prendas, es la muestra de que estamos mejorando.
Gracias al este trabajo en conjunto y otros factores Nanay ha obtenido el certificados por Comercio Justo Internacional.
La mayoría de las señoras tejedoras son cabezas de familia, y ahora saben que tienen un ingreso seguro. Aunque las formas de pago no son las más convenientes, por los tiempos de los pagos por parte de los clientes, cada grupo ha aprendido a generar su capital de trabajo. Las responsables de los talleres han aprendido a ser empresarias y saben cómo administrar los recursos para su personal.
Esto ha impactado en ellas mismas, saben lo que valen, saben lo que vale su trabajo, saben que son capaces de manejar gente y ser jefas de familia. En algunos grupos, incluso la esposa es la gerente y el esposo forma parte del personal, es el que teje para ella.
Los hombres cuando tejen lo hacen perfecto, tienen más fuerza en las manos, les damos el material más duro y lo hacen muy bien.
En Nanay se destaca el caso de Ana Luisa, una de las tejedoras que ha comenzado con nosotros. Al principio ella ni te miraba, no te hablaba, era solita ella, pero decidió irse a Buenos Aires y cuando volvió, regresó más abierta. Trabajar también en la empresa le ha ayudado a ser más segura, más eficiente y hoy tiene como 15 máquinas, es una completa empresaria y te habla con voz firme, te dice cómo son las piezas. Es increíble cómo ha cambiado.
Estamos seguros de que vamos a seguir creciendo. Hay una demanda constante, nosotros rechazamos varios clientes, porque no podemos satisfacer a todos por cumplir con nuestros clientes habituales.
Aunque la gente aquí diga que no hay mercados, que es difícil emprender en Bolivia. Yo digo que un trabajo serio, bien hecho y el constante cumplimiento harán que se abran las puertas a nuevos mercados.
Todo es súper abierto, somos confiables, y cumplidos con el trabajo, nunca vamos a salir con que no hemos hecho algo o con alguna mentira.
Eso nos diferencia y nos ha ayudado a seguir adelante.
Considero que nuestra competencia real no está en Bolivia sino en los países vecinos como por ejemplo Perú. Las empresas que confeccionan prendas de vestir tienen mayores ventajas: el gobierno las apoya al 100%, realizan grandes ferias como Perú Moda, que está al nivel de las ferias Europa y existen incentivos para que las empresas expositoras expongan de forma gratuita y con los gastos pagados. Estos beneficios, de alguna forma, los hacen más competitivos en el mercado. Sin embargo, pese a las desventajas que tenemos, las empresas bolivianas han generado otras oportunidades, han aprovechado otros recursos, y también como Nanay, nos diferenciamos por un especial servicio al cliente.
Mis clientes difícilmente me dejarían, porque saben que estoy a su disposición las 24 horas del día y respondo a su requerimiento de forma inmediata. Por la diferencia de horario, incluso me llaman a las 3 am y a esa hora yo respondo sin ningún problema.
Nanay va a seguir creciendo, vamos a incorporar más tejedoras, y a la larga también vamos a incorporar una máquina industrial para complementar con el trabajo -solo para cumplir con la demanda. La idea no es reemplazar a los recursos humanos con la maquinaria, queremos seguir generando empleo.
Los emprendedores o empresarios de Bolivia siempre deben de destacarse en algo, avanzar un paso más de lo que ya están haciendo. A veces uno debe competir con uno mismo para hacerlo mejor cada vez.
A los emprendedores bolivianos y empresarios les recomiendo que jamás dejen de contestar su teléfono, responder su correo y jamás le digas algo a tu cliente que no es real.
Con mi equipo a veces nos acordamos y nos reímos del momento en el que el emprendimiento hizo click para crecer, fue de repente; nadie, ni los clientes, ni nosotros imaginábamos que tendríamos tantos pedidos; teníamos que almacenar, colocar etiquetas, no había donde caminar en la oficina. Inés que es ahora gerente de producción estaba embarazada. Esa experiencia nos ha enseñado a todos, todos hicimos todo, yo hacía control de calidad, empaquetaba y etiquetaba. Allí comenzamos a dar el valor que tiene el trabajo de tu compañero del lado. Ellas saben lo que es administrar y yo sé lo que es pegar una etiqueta.
Eso nos ha enseñado a cómo crecer, lo mejor es crecer poco a poco. A ese cliente le hemos cumplido un poco tarde con algunas fallas, pero de esas fallas hemos aprendido. A veces necesitas caerte para perfeccionar.
Mi marido es un ángel, él nos ha dado el capital para iniciar la empresa y siempre me ha apoyado en el emprendimiento de Nanay; hace 6 años, cuando vino la época alta, en mi casa él, mis hijos y mi mama empaquetaban, ponían hilos, llevaban bolsas y mucho más.
Desde hace cuatro años mi marido y yo vivimos solos, mis tres hijos ya son grandes y estudian en el exterior, pero siempre compartimos todo lo que nos pasa.
Es importante que involucres a tu familia en lo que haces; le comentes, pidas su opinión y consejo. Yo llego a mi casa y les cuento todo lo que pasa en el día a día de la oficina, esto los motiva a apoyarme.
Un emprendedor (a) debe:
Teléfono: 591 767 66144 / 591 2 224 4277
Email: patricia@nanay.com.bo
Website: www.nanay.com.bo
Historia de éxito realizada por Bolivia Emprende