Después de la implementación de las corrientes económicas del estructuralismo y las recetas de Washington, los gobiernos del continente latinoamericano ingresaron en la última década en un periodo de decisiones pragmáticas, guiados por la buena lógica económica y la evidencia que proviene del análisis de los datos, sostuvo Augusto de la Torre, economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial (BM).
Durante la exposición “Corrientes de pensamiento sobre el desarrollo económico en el continente”, presentada como parte de la VI Conferencia Boliviana en Desarrollo Económico, De la Torre dijo que todas aquellas políticas que dieron como resultado estabilidad, crecimiento y equidad social merecen ser replicadas.
Resulta conveniente ir basando nuestras políticas de reforma o políticas públicas en lo que nos va diciendo la buena teoría y los buenos datos, creo que es la mejor receta que podemos aplicar, en lugar de los eslogans ideológicos”, sostuvo.
Afirmó que pragmatismo es evitar actuar con ideas preconcebidas porque suenan bien y que sostener que el mercado puede resolver todos los problemas de la sociedad y que el Estado tiene que estar relegado a lo mínimo posible, es una visión extrema que no se basa en la realidad.
Refirió que en los países a los que les va bien en su economía tienen equilibrio entre lo que el Estado y los mercados hacen. Es decir, el Estado busca espacios inteligentes para la política y bienes públicos, asegurándose que los mercados sean competitivos y dejando espacios para que el sector privado pueda invertir, generar empleo e innovar sistemas de producción con alto valor agregado.
Es el Estado el que, a través de impuestos, transferencias y políticas públicas en salud y educación debe encontrar un equilibrio y, en particular, nivelar las oportunidades para que sean más equitativas, de tal manera que la suerte de nacer en una familia rica o la mala suerte de nacer en una familia pobre no determinen el destino de los ciudadanos”, sostuvo.
Admitió que la propuesta supone “un potenciamiento inteligente del Estado”, no sólo para crecer por crecer; sino para entender dónde la acción estatal genera la mayor cantidad de beneficios sociales en educación gratuita, sistemas de salud, de seguridad social y otras.
Son tareas que nunca las va a resolver sólo el mercado, ahí se necesita un Estado inteligente que administre bien la cosa pública y que cuente con servicio civil profesional, con sueldos decentes y buena formación académica”, destacó.