En abril, Rafael Suárez (60) batalló duro para que el río Madre de Dios no arrase con su casa de Cachuela Esperanza, en el municipio de Guayaramerín. Él es el bisnieto del rey de la goma, Nicolás Suárez Callaú (1851-1940) y es el único sobreviviente del emporio Suárez SRL, que a inicios del siglo XX podía abastecer más del 60% de la demanda de caucho en el mundo. Hoy, en esta zona solo quedan restos arquitectónicos y archivos de lo que fue el ‘boom’.
Sin embargo, a más de un semestre de las inundaciones en Beni, instituciones públicas y privadas quieren voltear la página y apostar justamente por la ‘industria sin chimenea’.
La Gobernación, por ejemplo, está invirtiendo alrededor de Bs 17 millones para implementar un programa turístico que potencie la zona del triángulo amazónico (Riberalta, Guayaramerín y Cachuela), en Rurrenabaque, la provincia Iténez, Ballivián, entre otras y desarrollar la marca Beni, según informó Carmelo Lens, gobernador de ese departamento para impulsar el desarrollo de la economía de la región y de Bolivia.
Por su parte, Alejandro Rosales, presidente de la Cámara Hotelera de Turismo de Guayaramerín, asegura que en este municipio el turismo comercial y medicinal creció este año en un 30%.
La cifra es corroborada por Josué Ortiz, encargado del control fronterizo en esa región, donde, según dijo, desde agosto ingresan a diario unos 1.000 brasileños – tras las inundaciones eran 300- con el propósito de hacer compras, negocios o practicar la pesca. Además, se edifican tres hoteles con una inversión superior a los $us 2 millones.
Carlos Suárez, subgobernador de la provincia Vaca Díez, explica que están invirtiendo alrededor de Bs 18 millones en la construcción de una terminal aeroportuaria en Riberalta, que estará lista a finales de 2015. El 22 de noviembre tienen previsto inaugurar la pista de Guayaramerín. Sin embargo, los cortes de energía y de internet son limitantes, según coinciden las autoridades.