¿Tarwi? ¿Qué es eso? Aunque parezca increíble muchos de los jóvenes y niños provenientes de las nuevas generaciones de bolivianos desconocen los beneficios nutritivos que ofrece el tarwi, una milenaria oleaginosa que tradicionalmente se ha cultivado por generaciones en los departamentos de La Paz, Potosí, Cochabamba y Chuquisaca.
La falta de canales de distribución y la ausencia de políticas públicas nacionales, departamentales y municipales ponen en riesgo la vocación productiva de este cultivo, cada vez más demandado por el mercado internacional, según informan productores y empresarios consultados por este medio.
A pesar de este panorama, existen tres esfuerzos productivos identificados que luchan por conservar la tradición agrícola boliviana en los departamentos de La Paz, Potosí y Cochabamba.
Hasta la fecha, sin embargo, sólo uno de ellos (Panasieri SRL) logró avanzar a la fase de industrialización ofreciendo productos de valor agregado, mientras que el resto se limita a acciones para conservar la siembra de la oleaginosa e impulsar la cosecha con esfuerzos cooperativistas.
La empresa cochabambina Panasieri SRL, con colaboración con la Fundación para la Promoción e Investigación de Productos Andinos (Proinpa), desarrolló dos productos con valor agregado a base de tarwi, que ya se ofrecen en cadenas de supermercados de Cochabamba.
La gerente general de esta empresa, Samanta Cabrera, explica que 2016 fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) como el Año Internacional de las Leguminosas, ocasión en la que se conoció y se promocionó bastante el tarwi, por sus altos valores nutricionales, en congresos y otros eventos organizados a nivel regional (Bolivia, Ecuador y Perú)”.
Según Cabrera, durante años la población local se vio impedida de consumir el tarwi debido a las condiciones de salubridad en las que era ofrecida por los comerciantes ambulantes, y por las dificultades para acceder al producto, debido los escasez de canales de distribución.
El coordinador de proyectos de la Fundación de Proinpa, Juan Vallejos, explica que durante los últimos cinco años se registró un incremento en la superficie de siembra del tarwi, de 1.800 a 3.500 hectáreas, en los departamentos de La Paz, Cochabamba, Potosí y Chuquisaca.
Según Proinpa, el tarwi es cultivado actualmente en 12 regiones del país, gracias a trabajo de alrededor de 4 mil a 5 mil productores, que perseveran con este grano.
En el departamento de Cochabamba, el tarwi aún se cultiva tarwi en los municipios de Anzaldo, Tiraque, Colomi y Vacas. En La Paz, se produce la olegionosa en las localidades de Ancoraimes, Carabuco y las orillas del lago Titicaca. Mientras tanto, Potosí mantiene cultivos en Ravelo, Acacio, San Pedro de Buena Vista, Betanzos y Chaquí.
Pese a su demanda internacional, el presidente de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb), Wilfredo Rojo, explica que no se cuentan con datos sobre la exportación de tarwi durante los últimos años.
Asimismo, la jefa de la Unidad Estadística del Instituto (IBCE), Jimena León, afirma que no se pueden diferenciar los datos de exportación del producto ya que éstos se incluyen dentro de la categoría de oleaginosas, debido a que aún no es muy reconocido.
Revisando en portales de Internet, se encontró el dato registrado por Caneb, en 2008, de la exportación por la exigua cifra de 3.300 dólares desde Bolivia a los mercados de Colombia (96 por ciento) y Estados Unidos (4 por ciento). Hasta la fecha, son los únicos registros disponibles.
Por su parte, el coordinador de proyectos de Proinpa, Juan Vallejos, precisa que el consumo de tarwi a nivel nacional es de 100 a 150 toneladas anuales, mientras que la demanda para comercio ilegal de tarwi supera las mil toneladas comercializadas por intermediarios
“Los intermediarios que compran el grano comercializan el grano en el mercado local y el 95 por ciento es vendido por contrabando a Perú”, finaliza.
A partir de 2017, estamos enfrascados en incorporar nuevos programas y nuevos rubros y uno de ellos justamente es el programa de leguminosas. El tarwi es uno de esos elementos. De hecho, ya hemos hecho acciones de interacción de países como Perú y Ecuador, donde tenemos una variabilidad muy interesante en lo que es tarwi.
Tenemos acciones y proyectos conjuntos de tal manera que podamos conocer el potencial del germoplasma regional. Éste es un emprendimiento que viene con desafíos fuertes para investigar materiales con alto potencial de calidad, es uno de los rubros que sobrepasa los valores expectables en términos de contenido de proteínas, es el único que sobrepasa el 50 por ciento.
A partir de la colección del germoplasma podemos establecer un programa para identificar materiales promisorios para que puedan transitar a la etapa de identificación para un potencial material de investigación e identificar variedades que mañana den respuesta a los vacíos que existen en este rubro.
Tenemos un germoplasma, que es un punto de partida, y a la fecha tenemos en nuestra colección 119 accesiones. Esta variabilidad es ínfima porque si nosotros tenemos una revisión sobre los antecedentes de este rubro, la variabilidad es mucho más alta: debe representar apenas el 10 por ciento de lo que es el potencial del tarwi del país.
En esta etapa, estamos colectando y, obviamente, entrará la etapa de caracterizar y pre mejorar. Paralelamente, tratamos de incorporar estudios de caracterización fenotícipa y la parte molecular y de calidad, estos elementos van a dar luz a la identificación de materiales promisorios para los distintos usos, buscamos identificar sus potencial no solamente agronómico, sino también de otros usos.