Hace cuatro años, Ana Chipana puso en sus hombros la misión de promover el consumo de cereales andinos para mejorar hábitos alimenticios. Desde entonces no dio tregua en la creación de recetas nutritivas y agradables al paladar, como las galletas de chía, amaranto y quinua que llegarán a los colegios del estado de Florida.
Después de realizar varias pruebas en su «laboratorio”, esta emprendedora boliviana que reside en Estados Unidos hace 13 años presentó una variedad de galletas dulces con frutas de estación y otras saladas con queso cheddar, que pasaron las pruebas por ser productos artesanales y saludables.
El objetivo es ayudar a mejorar la salud de las personas y como aquí se registran altos índices de obesidad, son muy estrictos con la alimentación que se ofrece en las escuelas. Así que aceptaron mis galletas después de un largo proceso de análisis”, comenta satisfecha Chipana, vía Skype.
Si bien todavía no definieron la fecha en la que empezará con la distribución de sus productos, ella se siente emocionada por este nuevo desafío, que sin duda le abrirá nuevas puertas en su negocio.
Junto a su familia, dirige la empresa Wara Quinoa, cuya especialidad son los postres y tortas a base de la quinua real, una variedad que sólo se cultiva en Bolivia y que es más demandada, porque tiene mayor cantidad de proteínas, un color más claro y un tamaño más grande.
No obstante, el último año decidió incursionar en nuevas recetas con chía, valorada por ser una fuente de fibra y antioxidantes, calcio, proteínas y omega 3; y también con amaranto, que contiene una variedad de minerales y vitaminas naturales.
Con ambos cereales, además del llamado grano de oro, la empresaria boliviana también prepara una variedad de cheescakes, muffins y queques, que deleitan a sus clientes por ser productos caseros que se ofrecen a pedido para eventos sociales o de universidades.
La idea es abrir una tienda para que puedan degustar lo que hago, pero hay que seguir muchos pasos por las regulaciones, así que por el momento trabajo en una cocina alquilada que me permite cumplir con mis pedidos”, comenta.
Pero ésa no es la única dificultad por la que atraviesa. También debe encontrar la forma de abastecerse de insumos, ya que en suelo americano todavía no se comercializa abiertamente el amaranto y la chía.
Chipana asegura que el costo de estas semillas duplica al de la quinua y sólo se la consigue en tiendas especializadas en productos orgánicos.
Es por eso que tiene pensado regresar al país para hacer convenios con productores bolivianos que puedan ofrecerle estos cereales permanentemente y, de esa manera, también contribuir al mercado boliviano.
Su inquietud por promover el consumo de productos andinos surgió cuando, lejos de su tierra natal y en busca del «sueño americano”, su esposo enfermó con problemas gastrointestinales y los médicos le recomendaron mejorar sus hábitos alimenticios.
Entonces Ana decidió volver a sus raíces y hacer preparaciones con la quinua, tal como lo hacía su madre cuando era niña.
Me acordé de las bondades que tiene para la salud y empezamos a consumir más seguido. Mi esposo mejoró tanto que tuve el deseo de ayudar a otros con este alimento”, dice.
Además de la tradicional sopa o el pastel de quinua, Chipana incursionó en la repostería y decidió matricularse en una universidad privada para estudiar administración de negocios para pulir sus conocimientos y hacer contactos para su empresa.
Posteriormente recibió asesoramiento de la organización sin fines de lucro Hispanic Unity de Florida, que brinda talleres a inmigrantes a través del programa Emerging Entrepreneurs.
Con todas estas herramientas, renunció a su puesto como trabajadora en un comedor escolar, para dedicarse por completo a su emprendimiento, algo que sin duda le dio grandes satisfacciones, como ofrecer un desayuno a base de quinua real a técnicos y astronautas de la NASA, en 2013.
Me siento bien porque vine con un propósito. Puedo dar a otros de lo que Dios me da, y mi interés no es lucrar, sino hacer que las personas conozcan las bondades de estos productos y lo consuman para su bienestar”, afirma Chipana, quien persevera en esta noble misión, llevando en alto la bandera tricolor.