Todos recordamos a doña Etelvina Rodríguez, más conocida como Doña Tila y cuyo nombre ha sido la marca, durante más de medio siglo, de los dulces de almendra primorosamente elaborados en forma de frutas, verduras, flores, animalitos o algún otro adorno a pedido del cliente, empaquetados en una pequeña canastita de caña o mimbre.
Esos dulcecitos han pasado a ser parte de la tradición cochabambina, al punto de que, según narran en la tienda, muchos de los clientes los compran por su sabor, su simpatía y hasta por su valor sentimental, pues no falta alguien que recuerda a su madre o a su abuela que les compraba los dulces de niños. Muchos incluso sueltan lágrimas de nostalgia.
Los productos siguen vendiéndose y haciendo nuevas historias, pero Doña Tila ya sólo permanece descansando en su casa, y su tienda de la avenida Salamanca es administrada por familiares suyos y una sociedad SRL, que continúa dando a la pasta de almendra beniana las formas y colores que caracterizaron a los dulcecitos.
Para este 2015, sin embargo, la empresa lanzó una novedad a los clientes: café de yungas embolsado y con marca registrada (Tila, por supuesto), en dos versiones, molido para destilar y en grano. Vienen en bolsas de 400 gramos y en ambos casos vale 60 bolivianos.
Según explican Meliza Grimaldo y Daniela Achával, responsables de la administración, en realidad, el café ya se elaboraba durante muchos años en la tienda, que también funciona como cafetería y confitería, y muchos clientes lo pedían para servirse en el lugar o para llevarse a granel.
Hace dos años surgió la idea de dar un paso más con el nuevo producto, y tras un tiempo de planificación, diseño y trámites legales, se hizo la presentación oficial durante su participación en la Feria Internacional de Cochabamba (Feicobol).
La aceptación fue muy buena e inmediata, y mucha gente se llevó grandes cantidades. Es que el café es una mezcla de granos tostados provenientes de Yungas, con especies norteamericanas y europeas.
Por eso, según explican Meliza y Daniela, la empresa no se preocupa ante la competencia de marcas internacionales que tienen su café para disolverse directamente en el agua caliente. Café Tila, por su sabor y poder, es para gente que conoce del producto (cultura de café) y se sirve para disfrutar del sabor. Además, una sola cucharilla puede servir incluso para tres tazas y se logran todas las formas de prepararse (exprés, capuchino, americano y otros).
Curiosamente, en la Feicobol, la mayoría de los compradores eran jóvenes (nadie sabe por qué), cuando la empresa esperaba más a personas por encima de los 40 años.
Para quienes busquen el café, la tienda se encuentra en la avenida Salamanca 660 o pueden pedirlo comunicándose a los teléfonos 4520368 y 72290786.
Los dulces de almendra Tila se elaboran en base a una masa de granos de almendras provenientes de Beni. A Cochabamba llegan los granos descascarados, pero aquí hay que sacarles un cascarilla delgada con un cuchillo, un proceso que toma su tiempo.
Después, viene el proceso de molido y la elaboración del mazapán, con algunos endulzantes. Para algunos casos se incluye relleno de coco. Lo habitual es que sólo sea almendra.
Es esta masa que llegará a cobrar las formas de frutas, verduras, animalitos o adornitos a pedido del cliente.
Las formas se elaboran en las manos de un equipo de personas que aprenden la técnica, todo a mano, no hay moldes ni máquinas para esto. Todo es habilidad artística. Unos colorantes terminarán de ponerle los vivos colores.
En una entrevista anterior con este mismo medio, doña Tila narraba que este arte lo aprendió muy joven de una receta de su madre, y comenzó con el emprendimiento porque el sueldo de maestra daba para poco.
Con el tiempo, la actividad pasó a ser rentable hasta convertirse en una empresa con marca registrada y vida propia, al punto de estar cerca de considerarse una tradición cochabambina.