En 2011 un grupo de estudiantes de la Sociedad Científica de Investigación Aplicada a Ingeniería Mecánica (Sciame) de la Facultad de Ciencias y Tecnología de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), tomó el desafío de desarrollar tecnología en la área de robótica para demostrar que Bolivia tiene la capacidad de diseñar estos aparatos. Hoy, los jóvenes científicos ya construyeron tres drones y están cerca de concretar proyectos más ambiciosos, como un dron de ala fija, único en el país que podrá realizar tareas más complejas.
Son 30 estudiantes que conforman la agrupación científica y 10 de ellos se dedican al área de drones. La presidenta de Sciame, Claudia Aguilar, señaló que buscamos demostrar a la sociedad que Bolivia tiene la capacidad humana de producir tecnología y estar a la par de los otros países. Los estudiantes fueron capacitados por un año en el funcionamiento de los drones y de sus partes, las configuraciones, lenguajes de programación, y luego comenzaron a hacer trabajos de simulación para finalmente construir el prototipo. Es un trabajo integrado, de electrónica y mecánica», dijo.
El proyecto cuenta con el respaldo de los especialistas cochabambinos Francisco Triveño y Erick Pozo, dos ingenieros con vasta experiencia en el área aeroespacial. Ambos trabajaron en la Empresa Brasileña de Aeronáutica (Embraer). Llegaron al país para compartir experiencias sobre drones y robótica y asesoraron a los estudiantes de Sciame para construir los aparatos.
En este sentido, Triveño comentó que el 60 por ciento de las partes de los drones fueron diseñados por los estudiantes con material nacional y el 40 por ciento fue importado, ya que hay piezas que no se fabrican en Bolivia y tuvieron que traerlos desde el exterior. Invirtieron aproximadamente dos mil dólares en cada aparato, gasto que fue costeado en su totalidad por los estudiantes y los expertos. Sin embargo, apuntó que uno de los objetivos centrales del programa es lograr que en un corto tiempo el grupo pueda producir todas las partes de los drones y también el software.
Por esto, dijo que los diseños pueden considerarse de “bajo costo” porque en otros países los drones con las características que ellos proponen cuestan entre 25 y 120 mil dólares. El especialista señaló que varias instituciones ya mostraron interés en adquirir los aparatos. También señaló que la eficiencia de los drones varía de acuerdo a la altitud de las ciudades. A mayor altitud, disminuye la capacidad de vuelo.
Las principales aplicaciones de esta tecnología son para imagen y fotografía. Pueden usarse en la lucha contra el narcotráfico, vigilancia, saneamiento de tierras, entre otros.
El experto señaló que las principales limitaciones para el desarrollo de estos aparatos son la ausencia de programas de especialización, la falta de legislación para el uso de drones y la falta de apoyo de las autoridades.
En este sentido, Mauricio Alfaro, de la Sciame, lamentó la falta de apoyo a estas iniciativas de la universidad y de las autoridades estatales. Dijo que tocaron muchas puertas pero nadie les apoyó. «Recién ahora que ven que el proyecto funciona, nos llaman», aseveró.
Los estudiantes fabricaron tres drones: un hexacóptero de seis motores (tres hélices superiores y tres inferiores) y dos cuadricópteros de cuatro motores. El primero tiene diez minutos de capacidad de vuelo y los segundos hasta 20 minutos.
Los tres tienen una autonomía de hasta dos kilómetros con piloto automático y un radio de acción de 100 metros con piloto a vista. Funcionan con baterías tipo LiPo. El 60 por ciento de los componentes es material nacional y el 40 por ciento fue importado.
Fueron armados en su totalidad por la Sociedad Científica de Investigación Aplicada a Ingeniería Mecánica (Sciame) de la UMSS. Cada aparato requirió una inversión de unos dos mil dólares. Está en proyecto la construcción de un dron de ala fija que tendrá más capacidad de vuelo y mayor autonomía. Para esto, buscan apoyo ya que se necesita una inversión de aproximadamente 60 mil dólares.
Los estudiantes de la Sciame quieren motivar a las nuevas generaciones para que incursionen en la robótica y los drones. En este sentido, la presidenta de la organización, Claudia Aguilar, señaló que este año comenzarán a visitar unidades educativas públicas y privadas para mostrar sus productos y motivar a los estudiantes de las promociones a cultivar la ciencia.
«El plan constará en llevar los drones y robots a las escuelas y mostrarles a los alumnos que en Bolivia podemos crear», dijo.
Por otro lado, Francisco Triveño informó que en agosto de este año se realizará en Cochabamba el 1er Concurso de Drones, se invitará a todas las universidades del sistema público y privado, además de otras instituciones que desean desarrollar esta tecnología, a presentar sus diseños.
El evento contará con el apoyo de la ONG Alas Seguras, y tendrá el objeto de buscar aplicaciones para los drones que sean útiles en el país. Dijo que la meta final de todos estos proyectos es iniciar el largo camino para la independencia tecnológica y científica del país.
«Si Cochabamba quiere ser una ciudad del conocimiento este es el camino. El Gobierno tiene que colocar prioridades si dice que Cochabamba va a ser un semillero tecnológico, debe trabajarse en ese sentido y no pensar en construir un estadio de fútbol», sentenció.