En los años 90, el alteño Juan Carlos Pomier tenía una próspera empresa artesanal que exportaba chompas de lana de alpaca y oveja a EEUU gracias a la Ley de Preferencias Comerciales Andinas y de Erradicación de la Droga (Atpdea, por sus siglas en inglés) pero con la ruptura del tratado perdió su mayor mercado. Entonces vino la primera de las tres reinvenciones que ha tenido Textiles Copacabana.
“Esos años ya exportábamos chompas que tenían buena aceptación especialmente en las universidades de Estados Unidos. Con el cierre de Atpdea nos quedamos colgados como 400 productores en el rubro. Como empresario tuve que reenfocar la industria: tenía una planta, debía al banco las máquinas que había comprado de Italia, fue difícil”, comenta Pomier.
Barajando opciones, constató que por la frontera de Desaguadero ingresaban al país mantas peruanas que tenían alta demanda. “Entonces hemos convertido la fábrica de hilado en una de mantas nacionales, 100% de lana de oveja y hemos empezado a renacer”, relata el empresario.
La segunda constatación vino años después: las tiendas de la calle Sagárnaga estaban llenas de productos peruanos y ecuatorianos “porque los artesanos no tenían hilados nacionales”. Entonces incursionó en la producción de textiles y aguayos 100% naturales como insumos para los artesanos bolivianos.
“El objetivo de la empresa de Textiles Copacabana es hacer insumos para la artesanía, que ya exportamos a Perú y estamos a un paso de llegar a Estados Unidos con el apoyo de Amcham”.
Pero en 2020 llegó la pandemia y con ella un duro golpe a la industria. “Debía tomar la decisión de cerrar la fábrica o reinventarnos. Gracias a la iniciativa de mis hijos Rodrigo, Juan Carlos y Kevin, que son ingenieros, hemos decidido inclinar la producción al sector ovillos de lana, con ovillos y nos ha ido muy bien”. Tan bien que en plena crisis Copacabana no sólo no despidió a sus obreros, sino que duplicó su planilla.
Ahora, con la marca Carmen, los ovillos ya llegan a varias regiones del país y miran al continente. Don Juan Carlos ha incursionado también en la producción de frazadas y planea trabajar con la lana de llama.
“Textiles Copacabana es alteño, como mis hijos. Ésta es una ciudad magnífica que tiene la fuerza, el trabajo y la iniciativa industrial”, dice orgulloso.