La invasión de Rusia a Ucrania genera una presión inflacionaria en el mercado de los commodities a escala global y, en Bolivia, amenaza con una escala de precios de los alimentos. Así, para el economista Antonio Saravia, el incremento del precio de la energía no parará mientras dure el conflicto, lo que generará presiones inflacionarias en todo el mundo en un momento en que muchos países lidian con altas tasas de inflación -EEUU (7,5%), Europa (5%) y Latinoamérica (10%)-. “Esto puede representar un gran problema para Bolivia porque el proceso inflacionario será atacado con fuertes incrementos en las tasas de interés. Conseguir financiamiento será más caro”, aseveró.
El analista sustentó que muchos productos agrícolas se harán más escasos y, por tanto, subirán de precio. “Esto puede tener un efecto positivo si exportamos dichos productos, pero un efecto negativo si los importamos”, anotó, al deducir que a Bolivia le puede ir muy bien con la soya y la carne bovina, por ejemplo, pero costará más caro comprar trigo, harina y hortalizas.
Rusia es el primer exportador de trigo del mundo y Ucrania uno de los más importantes. Es de esperar, a su juicio, que el precio del trigo y sus derivados (incluyendo la harina) se incrementen. “El pan que consumimos cada día nos saldrá más caro. Esta tendencia también generará un incremento en el precio de la urea. Esto podría ser muy positivo si nuestra planta funcionara eficientemente”, dijo Saravia.
Pronostica también un incremento en el valor de los minerales y esto -dijo- tendría que ser positivo para la minería. Finalmente, expresó que el precio del petróleo y el gas se han ido a las ‘nubes’ y aunque en el pasado esto hubiera significado muy buenas noticias, ahora mismo, es una mala noticia porque las importaciones de hidrocarburos son iguales en valor a las exportaciones de gas. Savaria considera que el Gobierno debería liberar los cupos de exportación y los controles de precios para que la soya, la carne bovina y los minerales aprovechen al máximo los precios altos. “También tendría que liberar de gravámenes arancelarios, IVA y otros cobros la importación de alimentos. Esto haría que los precios no lleguen a ser extremadamente caros para el consumidor final”, puntualizó.
A escala mundial, el también economista Roger Banegas, refirió que los precios de los alimentos han alcanzado cifras récord en sus niveles elevados, en un contexto de inflación global que tenderá a intensificarse por el conflicto geopolítico Rusia-Ucrania.
Cree que el aumento de la volatilidad en los mercados financieros internacionales afecta al mercado global de bonos (renta fija) dada la incertidumbre de los inversores internacionales, por lo cual, las tasas de interés continuarán con su tendencia al alza. En otras palabras, aseveró que las condiciones del financiamiento externo continuarán más complejas, tanto para el sector público como privado.
Otro efecto en el conflicto geopolítico Rusia-Ucrania, según Banegas, se reflejará en aumento de la incertidumbre económica global.
Desde la perspectiva del presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), Luis Barbery, el efecto en la economía será menor, sin embargo, a mediano plazo, tendremos mayores ingresos por exportación de hidrocarburos, pero también mayores gastos por la subvención de carburantes.
“Vamos a tener mejores ingresos por minerales y granos, pero dificultades en la importación de insumos, maquinarias y otros. Es posible que una parte significativa de las inversiones que están saliendo de Europa y de Asia puedan venir a Latinoamérica, aunque eso dependerá de muchos factores, y en contrapartida, los recursos de cooperación de Europa van a disminuir”, insinuó Barbery.
A deducir por el líder del empresariado nacional, hay sectores que obtendrán mejores precios por ciertos productos que no se generan en los países en conflicto o cuyo comercio se imposibilite, por ejemplo, minerales, gas, carne y granos, pero en contrapartida puede generarse inestabilidad en los mercados financieros, dificultades de acceso a créditos, incremento del costo de las importaciones de bienes de capital e insumos y, sobre todo, la generación de incertidumbre y angustia en los inversores y en los ciudadanos por el riesgo de una guerra de mayores dimensiones.
Una severa crisis energética, comercial y financiera, a decir de Barbery, es algo posible e indeseable.
Desde la Cámara Nacional de Industrias (CNI), su presidente Ibo Blazicevic, dice que, si bien las importaciones industriales de Rusia son reducidas, se registrará una afectación moderada en los sectores que producen con bituminosas y productos químicos y farmacéuticos semielaborados procedentes de este país.
En su opinión, cualquier restricción al flujo económico nacional o internacional afecta al desempeño de los diferentes sectores económicos, puesto que genera demora en el transporte, logístico, provisión de materia prima, productos terminados y bienes de capital. “A escala mundial, si la guerra se profundiza se experimentará un incremento de costos de producción, donde los países con mayor dependencia de materia prima e insumos intermedios y bienes de capital, caso de Bolivia, serán los más afectados”, apuntó.
En el actual contexto bélico entre Rusia y Ucrania, el presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), Rolando Kempff, deduce una reducción de las importaciones especialmente de equipos médicos, combustibles y maquinaria en general.
Por otra parte, explica que se espera un incremento de precios a escala internacional en hidrocarburos, minerales, aceites y cereales al ser Rusia y también Ucrania países con alta producción en estos sectores, situación que puede impactar sobre la dinámica de comercio exterior de Bolivia.
En el caso particular de fertilizantes y cereales, Kempff cree que se abre una oportunidad para que la fábrica de Urea y los sectores agroexportadores abran mercados que el bloqueo a las operaciones rusas pueda impactar.
Hizo notar que existen reportes de dificultades en tránsito de mercadería debido a restricciones aéreas y el temor de contratiempos en el flujo marítimo. Piensa que los problemas logísticos se incrementarán en la medida que escale el conflicto. “Se estima que las operaciones con Rusia se reducirán al mínimo debido al aislamiento global de ese país, desde el punto de vista financiero y logístico”, manifestó Kempff.
Desde la gerencia de Operaciones de la Cámara de Exportadores de Santa Cruz (Cadex), Rafael Riva, anticipa una incidencia negativa, principalmente en la importación de trigo, toda vez que Bolivia no es autosuficiente. “Si bien no se importa específicamente de Rusia, se deberán destinar más recursos para su importación debido al aumento del precio”, remarcó.
En conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, en opinión de Riva, el sector minero podría sacar ventajas por el aumento de los precios de la plata, cobre y zinc, algo importante para este sector, que representa el 52,65% de las exportaciones totales de Bolivia en 2021.
Soya y sus derivados es otro sector que puede verse beneficiado, ya que -dijo- el precio de la tonelada cotiza actualmente a $us 623, un aumento importante y buena noticia ya que este sector representa el 12,5 % de las exportaciones totales de Bolivia en 2021.
A decir de Riva, preocupa al sector que la Unión Europea ha excluido a siete bancos rusos del sistema Swift, que respalda las transacciones de pago globales. “Podría significar un problema más grave; es decir, imposibilitar el comercio con Rusia al no poder contar con un sistema de pago tanto para las exportaciones como para las importaciones”, dijo Riva.
Desde Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban), el secretario ejecutivo Nelson Villalobos, afirmó que el bloqueo del código Swift a determinados bancos rusos que fueron alcanzados por la sanción impactará en las operaciones de comercio exterior de clientes de la banca que por la actividad que realizan requieran enviar o recibir pagos de cuentas en los bancos sancionados. Asimismo, la medida también alcanza a otras operaciones de comercio exterior, como ser cartas de crédito, stand by, entre otras. “La determinación de qué sectores de la economía podrían verse afectados dependerá del grado de relación comercial que mantengan”, aclaró.
Villalobos señaló que el sistema bancario del país no guarda relaciones de corresponsalía con bancos rusos, por lo que la medida no impactará directamente.
Para el presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Oscar Mario Justiniano, es aún muy pronto para tener análisis y resultados de la situación de la guerra. Sin duda, apuntó que la provisión de insumos tendrá algún efecto negativo, aunque aclaró que es real que existen otros proveedores alrededor del mundo.
A su criterio, en la medida que se agudice el conflicto, el combustible será uno de los principales termómetros de una nueva crisis económica, y todo lo que conlleva la cadena. “En estos primeros días el barril de petróleo incrementó su costo y esto, con seguridad, arrastrará a toda la cadena, principalmente en el transporte de cargas. Caso similar ocurre con los granos”, dijo.
Según el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, Las exportaciones de Bolivia a Rusia no eran significativas hasta 2021, cuando se logró un récord por $us 13 millones, destacando el carbonato de litio ($us 4,4 millones); carne y despojos de bovinos ($us 3 millones); óxido de antimonio ($us 2 millones) y castaña ($us 1,9 millones). Bolivia vendió a Rusia 23 productos, pero le compró más de 400 por un valor de $us 68 millones.