En varios países latinoamericanos el número de nuevas empresas de base científico-tecnológica ha aumentado en los últimos años, pero existen aún brechas enormes con regiones más avanzadas. ¿Qué tienen de particular este tipo de emprendimientos innovadores? ¿Por qué son clave para potenciar la productividad de la economía y enfrentar los desafíos socioambientales? ¿Cómo podemos acelerar su creación y crecimiento en la región?
Se trata de historias reales provenientes del mundo de la ciencia y la innovación latinoamericana, que incluso han sido noticia en los medios de la región. En esencia, estos casos revelan la contribución que este tipo de empresas podrían hacer para el desarrollo de los países, favoreciendo el enriquecimiento de las matrices productivas y empresariales, y en varios casos, dando respuesta a desafíos sociales y ambientales que nos afectan.
También exhiben la diversidad de perfiles asociados a las mismas, no solo en lo que hace a sectores de actividad sino también a las características de los equipos de emprendedores y los ámbitos de formación. Además, nos invitan a pensar seriamente en qué debemos hacer en América Latina y el Caribe para que este tipo de casos se multipliquen.
En un nuevo estudio publicado por el BID, proponemos un enfoque conceptual sistémico-organizacional para analizar el potencial de los emprendimientos científico-tecnológicos (ECT) en la región, examinamos las condiciones actuales para su crecimiento y desarrollo, detallamos experiencias internacionales de fomento y presentamos recomendaciones de política pública.
Aún cuando faltan estadísticas que permitan dimensionar la demografía de los ECT en América Latina y el Caribe, la evidencia indica que son pocos los que logran nacer, y muchos menos los que crecen. No obstante, es posible reconocer la existencia de un importante número de empresas jóvenes tecnológicas que han crecido en las últimas dos décadas, tal como lo indica el Informe Tecnolatinas 2017.
¿Por qué no hay más ECT? Este es el interrogante central de nuestra nueva publicación, que se dedica, precisamente, a identificar y analizar los factores principales que explican esta situación, basándose para ello en los resultados de una encuesta que fue respondida por cerca de 50 informantes clave de la región.
El análisis indica que, más allá de la existencia de distintos perfiles de ECT, estos son una especie diferenciada dentro de la más amplia fauna de los emprendimientos innovadores, por ejemplo, por demandar tiempos de maduración más largos y recursos mayores. Existe, además, un conjunto de factores que afectan de manera específica su creación y desarrollo. De un lado están aquellos que inhiben su surgimiento, del otro los que afectan su posterior transformación en nuevas empresas, así como también su supervivencia y escalamiento. Se trata de una verdadera carrera de obstáculos para los emprendedores.
En primer lugar, el propio perfil de los investigadores y académicos está poco orientado a la participación en ECT, en parte debido a que los ámbitos donde ellos se forman no suelen ser generadores de capacidades emprendedoras. Además, con frecuencia, las agendas de investigación no se vinculan con los problemas de la sociedad y de las empresas, lo cual podría contribuir a nuevas oportunidades empresariales.
Las reglas de juego institucionales, por su parte, suelen desalentar la gestación de ECT. Por lo general, se premia exclusivamente la publicación en revistas científicas y, muchas veces, se restringe, directamente, la posibilidad de que investigadores y académicos le dediquen parte de su tiempo a los emprendimientos.
Así, se vuelve más difícil la tarea de organizaciones como las oficinas de transferencia tecnológica (OTT), que están dedicadas a identificar y apoyar a estos proyectos; cuando existen, claro. Además de ser pocas, estas OTT suelen carecer de las capacidades, vinculaciones y recursos apropiados para enfrentar la magnitud del desafío. También son pocas las incubadoras, aceleradoras e inversores especializados en atender a este perfil de emprendimientos, e inclusive en entender los instrumentos de política disponibles para impulsarlos.
En ausencia de condiciones sistémicas fértiles, no debería sorprender que sean muy pocos los emprendedores que logran completar la carrera y muchos menos los que logran, además de crear la empresa y sobrevivir, pegar el salto y crecer.
Sin desconocer los esfuerzos de algunos países para fomentar los ECT, hace falta plantear una agenda de transformación ambiciosa, tal como viene ocurriendo en otras latitudes a nivel internacional. De ser así, la región podría generar cerca de 3.000 ECT en los próximos cinco años. Y el resultado sería aún mayor si se profundizaran los esfuerzos de investigación y desarrollo (I+D) pública y privada, un camino que, de todos modos, resulta ineludible.
Del análisis de las características y el contexto latinoamericano, así como de las tendencias internacionales en políticas públicas, surgen algunos lineamientos orientadores que pueden ayudar a definir estrategias apropiadas para impulsar los ECT. Estos lineamientos tienen que ver, por un lado, con generar las condiciones habilitadoras para el surgimiento de más proyectos de ECT y, por el otro, con aquellas que potencian la creación y crecimiento de las empresas generadas.
Para generar condiciones habilitadoras se requiere:
Y para potenciar la concreción de los proyectos en nuevos ECT que logren desarrollarse y crecer es importante:
En un mundo que se está transformando de forma vertiginosa, con la profundización del cambio tecnológico y la irrupción de nuevos modelos de innovación, las nuevas empresas basadas en el conocimiento juegan un papel protagónico. América Latina enfrenta el desafío de formar parte de este proceso; de lo contrario, acentuará su rezago estructural.
Descargar el documento «Emprendimientos de base científico-tecnológica en América Latina: Importancia, desafíos y recomendaciones para el futuro»