Las startups o emprendimientos de base tecnológica se caracterizan por tener grandes posibilidades de crecimiento exponencial. Además, son una gran palanca para impulsar la innovación, mejorar la eficiencia y productividad e incrementar los ingresos con un crecimiento acelerado.
Como todo proceso, una startup tiene etapas por las que debe pasar y que son necesarias para definirla, saber cuándo será necesario invertir, revisar y evaluar el crecimiento y los cambios o ajustes que son necesarios.
A veces será un poco complicado delimitar completamente estas etapas, es importante considerar cuáles son las fases por las que atraviesa.
La etapa presemilla es el inicio del negocio, etapa donde se genera la idea determinando con base se quiere trabajar, pero que todavía no se ha logrado convertir en un producto viable, ni en un modelo de negocio validado.
Normalmente, en esta etapa se documenta toda la idea y se busca demostrar su viabilidad.
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La etapa semilla es la etapa inicial, la de la concepción de la idea de negocio y el desarrollo de producto o servicio. Es solo el primer paso, en el que el equipo, normalmente muy pequeño, se pone en marcha y da forma a ese primer ‘boceto’. No hay, por tanto, un ‘business plan’ construido y definido al 100%, ni un prototipo con el que aterrizar en el mercado.
Esta es una de las etapas más importante en cualquier negocio para su desarrollo, pues es cuando la idea o proyecto se empieza a hacer realidad y se ejecuta una serie de estrategias para validar el modelo de negocio.
Por lo general, es necesaria una pequeña inversión para poder iniciar y, así, empezar a probar el producto o servicio en el mercado con los clientes objetivos: de esta manera es posible verificar si realmente puede funcionar y validar o no la idea.
Dependiendo de la etapa anterior (semilla), se conocerá un poco la reacción de los consumidores ante el proyecto, lo cual dará paso a la posibilidad de corregir todas aquellas fallas que se hayan descubierto en esta interacción previa.
Ya hay un producto en el mercado y empieza a haber una masa crítica de clientes que lo están adquiriendo. La compañía empieza a crecer, aunque de una forma aún incipiente.
Esta fase permite concretar el proyecto, convirtiéndolo en un producto tangible que posteriormente pueda escalar.
En esta etapa se crean alianzas, se busca financiamiento, se debe encontrar buenos proveedores, reconocer las características más sobresalientes de la startup y empezar un plan para lograr su crecimiento, ya sea mediante publicidad, marketing digital o cualquier otra herramienta útil para captar al cliente potencial.
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La startup ya está construida y establecida, con una posición más o menos consolidada en el sector y unos beneficios estables. Los productos y servicios siguen mejorándose y haciéndose más competitivos.
La startup cuenta con un producto validado, estadísticas medibles y datos de relevancia de acuerdo a su funcionamiento. Se puede determinar qué mejoras o adaptaciones hacer al producto e implementar estrategias que permitan obtener mayores beneficios y un mayor crecimiento.
Se debe mantener un flujo de caja positivo que ofrezca la liquidez necesaria para poner en marcha todas estas nuevas ideas y captar más clientes.
La etapa de crecimiento es una etapa en la que se suele contratar personal y buscar financiamiento externo para mantener la salud financiera de la startup.
Para hacer frente a la dura competencia, en esta etapa es importante controlar la estructura de costes y ganar cuotas de mercado.
Cuando la empresa ya se encuentra consolidada en el mercado y puede iniciar la búsqueda de nuevos horizontes donde expandir su idea de negocio a nivel internacional.
Esta puede ser una etapa de gran riesgo. Si realmente funciona, se logrará llegar a más lugares, mercados y hasta ampliar los nichos, generando mayores oportunidades para obtener ganancias.
Aquí el apoyo de financiación externo es fundamental, pese a la importancia de las alianzas con otras compañías para hacer más sencilla esta expansión. El venture capital adquiere aquí un papel muy importante.
No solo se refiere a la adquisición por parte de otra compañía que ve en ella una oportunidad para crecer o mejorar su producto o servicio (la compra puede ser por fusión o manteniendo ambas marcas y firmas de una manera independiente en el mercado) sino también están las OPV (Oferta Pública de Venta), es decir, la entrada a cotizar en bolsa.
Las startups proponen nuevos modelos de negocios basados en tecnología. Además, estas empresas fueron creadas desde oportunidades del mercado, es importante reconocer en qué etapa se encuentra tu startup para tomar las mejores decisiones a futuro!