El emblemático Cerro Rico de Potosí, silente testigo de la explotación de sus minerales, en los años 1560 era considerada una de las ciudades más prósperas e importantes del nuevo mundo para la corona española, hoy, cuya ciudad celebra sus 204 años de su grito libertario, el Cerro Rico no es más que una imagen simbólica del auge de la minería cuyo deterioro es un reflejo de las grandes necesidades y demandas de la población.
El gobernador de Potosí, Félix González, prevé recaudar 475 millones de dólares para el departamento de Potosí en esta gestión, 125 millones de dólares de regalías menos que en 2013 cuando los ingresos llegaron a 600 millones de dólares.
Pero además datos indican el decremento de los precios de los minerales.
Si bien en el pasado Potosí era el centro minero del nuevo mundo por el descubrimiento del yacimiento de plata más importante del continente, posterior a la colonia, la escasez de este recurso además de la disminución de la demanda del mineral provocó la baja la baja en su precio. Por su parte China, Estados Unidos e incluso Brasil frenaron la producción de Plata.
Según las estadísticas del Ministerio de Minería, la cotización de la plata cayó en 28.8 por ciento, la del estaño en 18.5 por ciento, la del oro en 9.6 por ciento y la del plomo en 7.7 por ciento.
Potosí recibe alrededor de 58 por ciento de las regalías mineras de todo el país. Aun la minería es el sostén de la economía de miles de mineros potosinos.
Las innumerables perforaciones y socavones al Cerro Rico dan cuenta del saqueo de miles de toneladas de mineral. En consecuencia día tras día se percibe el hundimiento del cerro que clama por el cese de operaciones a partir de la cota 4.400. No obstante, continúa la explotación de plata y estaño, debido a que los mineros no cuentan con nuevas áreas de trabajo. Por su parte, la empresa minera en Bolivia Manquiri incrementó la explotación cuando se anunció limitar la producción para preservar el Cerro Rico.
El homenaje a los 204 años inició con la entrega de la restauración de la Plaza 10 de Noviembre. La construcción data de 1550 cuando llevaba el nombre de “Plaza Mayor”; después “del Regocijo”; luego “del Ajusticiamiento”, “Plaza de Armas” y tras la revolución de 1810, “Plaza 10 de Noviembre”. La Alcaldía potosina invirtió 6.1 millones de bolivianos en la obra.
El sábado 8 de noviembre, también se anunció la construcción de la carretera pavimentada que unirá los municipios de Tupiza y de Uyuni. La vía estará concluida en 5 años.
Obras que son un aliciente, pero no cubren las necesidades de esta tierra histórica cuya infraestructura decadente clama a gritos la atención de las autoridades y de la población en conjunto para restaurar no solo sus plazas sino todo el conjunto de elementos que hacen a la ciudad y a la convivencia de los potosinos para el desarrollo de su economía.
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