La Asociación de Emprendedores Tecnológicos Startups Bolivia retomó hace dos meses las gestiones para impulsar un proyecto de ley de apoyo al emprendimiento tecnológico, que este año está a cargo ya no de la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación, sino de la Presidencia del Senado. El presidente del directorio de la Asociación, Antonio Riveros, afirma que uno de los objetivos del colectivo es que los casos de éxito para inyectar nuevos capitales a la economía boliviana sean cada vez más frecuentes en finanzas, salud, transporte y agricultura, entre otros sectores.
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Hay una carencia de políticas públicas que incentiven al emprendedor para que invierta su tiempo y su esfuerzo en lograr soluciones para sus comunidades, ciudades, departamentos, para el país e incluso para el mundo. Las startups siempre van a tener ideas de soluciones globales, buscan crecer exponencialmente y pueden tener una rápida inyección de capital. Esta es nuestra visión en la comunidad que estamos creando (…).
Hace dos meses, retomamos esta gestión, nos reunimos con el actual presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, y le planteamos la necesidad de este proyecto de ley, haciendo hincapié en puntos importantes. Primero, que permita a los jóvenes talentosos en Bolivia atraer capitales nacionales y extranjeros con ideas innovadoras, lo que es bastante distinto a depender económicamente de la extracción o la industria tradicional. Segundo, democratizar el acceso a capital semilla, de trabajo o de riesgo a emprendedores e innovadores que tengan buenas ideas y proyectos, y que no necesariamente tengan grandes garantías o flujos de caja, requisitos que normalmente te pide la banca. Esto se haría mediante mecanismos para minimizar el riesgo y con un fondo estatal. Tercero, reducir la burocracia para que los emprendedores puedan acceder a fondos de diferentes inversionistas e incluso de la gente misma (con crowdfounding); y autorizar la Sociedad Anónima Simplificada, un mecanismo que reduce la burocracia y el gasto para crear una empresa y en el que los socios pueden invertir capital más fácilmente. Estas herramientas activarán todo el ecosistema innovador y nos permitirá exportar tecnología, que es algo a veces impensado para Bolivia.
Ya están por entregar el documento y se va a comenzar a socializar en las próximas semanas con los ministerios, los reguladores y los colectivos que representan a emprendedores tecnológicos.
Absolutamente. En el caso del Código de Comercio, cuando le hablas al Estado de que los activos de los emprendedores tecnológicos son software, son bits, son algoritmos en una computadora, el Estado no lo entiende y, por ende, los presiona para que se acomode a lo que sí entiende. No se adapta.
En el tema laboral, en las startups hay mecanismos que no están contemplados en la Ley General del Trabajo, como el vesting, en los que los trabajadores pueden hacerse socios accionistas de la empresa y parte de su tiempo trabajado puede ser pagado con acciones. Es una práctica global muy conocida que conviene a emprendedores y trabajadores.
Lastimosamente, ningún gobierno ha visto esto como una industria que puede darnos números importantes, que puede crearte una sinergia y un ecosistema entre varios actores.
En Colombia, un solo unicornio, una startup valorada en más de $us 1.000 millones, (Rappi, empresa de logística parecida a PedidosYa), ha generado tal movimiento económico que ha permitido la creación de muchas más startups que están recibiendo cada vez más fondos que se invierten en ese país.
Nuestros políticos no están viendo esto y no lo han hecho en el pasado, así que nuestra misión es esa: decirles como voz de los emprendedores que no están rechazando un gremio pequeño, están rechazando una industria que puede traer millones de dólares al país, si es que la incentivamos de buena manera. No hablo de regalos, donaciones o el asistencialismo al que estamos acostumbrados; simplemente que los actores políticos rayen la cancha para que nosotros podamos competir dentro y fuera del país.
Los países vecinos ya se han adelantado a este punto y se convierten en nuestros competidores con una gran ventaja: no tienen trabas burocráticas y pueden crecer más rápido que nosotros.