Esta historia de los chocolates bolivianos El Ceibo comienza con la llegada al país, en 2007, de una afamada catadora de chocolates y termina con una cooperativa exportando a cinco países tabletas de chocolate, que contienen una «pisca” de sal proveniente del Salar de Uyuni.
Estos excelentes chocolates están elaborados en base al más fino cacao orgánico en Bolivia, traidos desde la amazonía boliviana a través de altas montañas hasta La Paz, a una altura de 3600 msnm, donde se convierten en los mejores chocolates, bajo estrictas medidas de calidad.
¿Un chocolate con sal de Uyuni? Pues sí. Se trata de las barras de chocolate amargo que fabrica El Ceibo. Esta firma apeló a esa estrategia con el objetivo de llegar al mercado externo con un elemento singular.
Esta compañía incorporó este «innovador ingrediente” (sal) en sus productos con el fin de dar un «toque especial, que identifique a un producto boliviano”, explica Froilán Beltrán, gerente de producción.
El Ceibo se creó en 1977. Su base agropecuaria principal está en la región de Alto Beni, 270 Km al norte de La Paz, colindante con el departamento de Beni. Desde entonces han hecho avances constantes en su política productiva, lo cual les ha permitido dejar el monocultivo del cacao para cultivar asimismo frutas, vegetales y otros productos que les permite la zona tropical donde se sitúan los terrenos de sus asociados.
El nuevo giro de la empresa comenzó cuando la francesa Chloé Doutre-Roussel llegó a Bolivia para colaborar con esta cooperativa en el desarrollo de productos de exportación con valor agregado.
Esta experta en chocolate es reconocida en el mundo. Tal es su trascendencia que fue entrevistada por medios como New York Times, The Guardian y la revista Business Week, entre otros. Pero también es una especialista que tiene un vínculo con Bolivia. Vivió parte de su infancia en el país debido a que sus padres eran diplomáticos.
Doutre-Roussel fue contactada por Álvaro Montes, uno de los ejecutivos de la Fundación Nuevo Norte. Esta entidad colaboró con el «objetivo de exportación” que se planteó entonces El Ceibo.
Debido a su vínculo con Bolivia, la francesa decidió brindar su ayuda sin cobrar los honorarios que suele percibir.
Durante el tiempo que estuvo colaborando con la firma fabricante de chocolates, ella trabajó con técnicos «día y noche” hasta crear una línea de tabletas, con una presentación elegante; mientras la cooperativa hacía inversiones para mejorar la calidad de la producción.
Después de esa denodada labor, se realizó un sondeo de mercado en el exterior «para conocer la percepción del sabor de los productos”, relata Beltrán.
En 2008 y 2009 se realizó pruebas en Japón y Francia para conocer la aceptación del producto.
La nueva línea ayudaría a «exportar chocolates finos y no sólo materia prima”, sostiene Bernardo Apaza, gerente comercial de El Ceibo. El sueño se comenzaba a convertir en realidad.
Los chocolates que contienen sal de Uyuni son Fine Dark Chocolate, CocoaNibs and Uyuni Salt y Andean Royal Quinoa and Uyuni Salt. Los precios de estos productos van desde los seis a 34 bolivianos. En el extranjero se los comercializa con un precio que está por encima de los cinco dólares.
La catadora Chloé y El Ceibo, además de crear los nuevos productos, desarrollaron una estrategia de marketing internacional.
Los chocolates se venden en los aeropuertos, supermercados y en tiendas especiales en Bolivia”, comenta uno de los ejecutivos. Las tabletas también se exportan a Estados Unidos, Francia, Suecia, Japón y Chile, donde son muy requeridas por «su delicioso sabor y por la calidad del producto”.
Este chocolate (EL CEIBO FINE DARK ORGANIC CHOCOLATE – DIESTRO LLC) tiene su propia página en la red social Facebook, que está en inglés. En ella se promociona el producto y se informa a los amantes del producto los precios y los lugares donde se pueden adquirir las barras.
Estas tabletas se exportan en pequeñas cantidades a través de la vía aérea, debido a que -explica Apaza- «el chocolate no tiene conservantes y arriba de 20 grados presenta algunos problemas; por eso tenemos que buscar aviones que tengan conexiones más rápidas”.
Hace más de tres décadas, los fundadores de la cooperativa dejaron atrás sus hogares de las tierras altas de los Andes a 4,000 metros para migrar a la exuberante cuenca del Amazonas de Bolivia, 3,600 metros más abajo. Con el tiempo prosperaron a travéz del cultivo del cacao y su búsqueda por un mejor porvenir resultó en una organización reconocida local e internacionalmente.
Cada cuatro años los socios de El Ceibo eligen a su Directorio de entre los socios de la Cooperativa.
Además de supervisar todas las actividades de El ceibo, el Directorio tiene la obligación de convocar a la Asamblea General de socios. Esta reunión tiene lugar dos veces al año en la localidad de Sapecho.
Uno de los ejes fundamentales de la estructura de El Ceibo es que todos los miembros del Directorio, los gerentes y empleados sean socios activos de la cooperativa o los hijos e hijas de éstos.
Los chocolates finos de El Ceibo se producen utilizando los mejores granos que producen los agricultores de la cooperativa.
Luego de una cuidadosa selección, los granos se fermentan y secan en instalaciones de El Ceibo en Sapecho bajo la supervisión del personal técnico de El Ceibo.
Los agricultores tambien secan y fermentan su propio grano en sus parcelas. El personal técnico de El Ceibo visita periodicamente a los agricultores para garantizar la calidad del proceso de beneficiado post coshecha de los granos.
Luego del beneficiado, el grano se transporta a la planta de El Alto/La Paz en un viaje increíble que recorre por una de las rutas más peligrosas del mundo.
Uno de los mejores chocolates del mundo, producido con cacao certificado.