El Gobierno aprobó este miércoles 12 de marzo un decreto supremo que pone en vigencia el Centro Internacional de la Quinua (CIQ) en Bolivia con el objetivo de contribuir a la soberanía y seguridad alimentaria, y a luchar contra la desnutrición.
La ministra de Desarrollo Rural y Tierras, Nemesia Achacollo, fue la encargada de hacer el anuncio en el Palacio de Gobierno después que la norma fue aprobada en el gabinete ministerial.
El decreto reglamenta la Ley 395 del 26 de agosto de 2013.
El artículo 1 de la norma señala que “se constituye el CIQ con sede en Bolivia, como entidad pública del nivel central con el objetivo de contribuir a la soberanía y seguridad alimentaria, lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza a través de la investigación científica y actividades relacionadas con la producción e industrialización sustentable de la quinua y especies afines”.
El CIQ se constituye en la entidad oficial para la defensa, recuperación y protección de los conocimientos ancestrales de la quinua.
La autoridad explicó que el decreto tiene varios alcances, dado que define por ejemplo que el CIQ será una institución pública descentralizada, con patrimonio propio, bajo la tuición de esa cartera de Estado.
El CIQ es un proyecto gestionado desde Bolivia y apoyado por organismos internacionales, cuyo funcionamiento persigue los siguientes objetivos:
El Gobierno suscribió el 2013 un acuerdo por $us 53.000 con la representación de la FAO en Bolivia para financiar un estudio de lo que sería el Centro Internacional de la Quinua. Los resultados de este documento no fueron dados a conocer por las autoridades.
El viceministro de Desarrollo Rural, Victor Hugo Vásquez dijo que Bolivia «buscará constituirse en un referente regional para la investigación científica, control de calidad, aplicación de normas ISO entre otros y la búsqueda de mercados” del producto.
El representante del organismo internacional en Bolivia, Crispim Moreira, explicó entonces que el estudio de base “viabilizará la creación del centro el mismo que cobra relevancia al ser un análisis completo para esbozar las alternativas de investigación cooperativa que pueden incidir más tarde en la creación de bancos regionales y subcentros de germoplasma de granos andinos, así como vialibilizar propuestas de adiestramiento técnico”, sostuvo el representante de la FAO.