Las utilidades netas de las empresas privadas de Bolivia, que a mayo suman 146.650 unidades, casi triplican las ganancias de 23 firmas públicas.
Según la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo (Cainco), con datos del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas y una presentación de esta cartera, el año pasado se generaron $us 3.411 millones en utilidades netas, de los cuales un 72% lo obtuvieron los privados.
El restante 28% ($us 952 millones) lo lograron las empresas bolivianas estatales, siendo YPFB la que concentró $us 922 millones (97%), según el informe del mismo ministerio. El economista Carlos Hugo Barbery expresó que esto es normal porque exporta gas natural y que, si bien es bueno, a la vez es riesgoso porque la economía se hace monodependiente.
La Corporación Minera de Bolivia (Comibol) le sigue con $us 42,8 millones, además de la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) con 26,8 millones y la metalúrgica Vinto (4,8 millones).
Según Barbery, la rentabilidad de las empresas públicas alcanzó en 2013 un 9,2% sobre sus ingresos debido al incremento de sus gastos operativos, pues su cantidad de funcionarios públicos creció a más de 50.000.
Desde la Fundación Jubileo indicaron que el año pasado YPFB invirtió cerca de $us 1.425 millones, cifra que representa cerca del 40% de la inversión pública nacional de esa gestión.
La inversión pública ejecutada en 2013 fue de $us 3.439 millones, según el Gobierno. De ello se programó 1.219 millones para el sector productivo, mientras que la inversión del sector privado nacional alcanzó a $us 1.074 millones.
La Cámara Nacional de Industrias (CNI) recordó que en varios documentos ha descrito que el incremento de la producción en el sector privado responde a una mayor utilización de la capacidad instalada, la misma que subió del 63% a más del 71% en los últimos cuatro años. Es decir, son más las empresas que trabajan en dos o tres turnos.
Según la Cainco, del total de las utilidades netas alcanzadas por el sector privado ($us 2.459 millones), un porcentaje significativo se reinvierte gradualmente en el país, de acuerdo a las necesidades que detecta el sector privado del mercado. Afirmaron que la inyección de capitales frescos depende de nuevas estrategias comerciales, de la maduración de inversiones anteriores, del comportamiento de la competencia y del estímulo que le brinda el marco normativo.
Hay una marcada expectativa por la reglamentación que se está elaborando de la Ley de Promoción de Inversiones, la cual establecerá estímulos a los diferentes sectores que componen la base empresarial”, expresaron.
Para Daniel Sánchez, presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), el hecho de que el sector estatal obtenga menores rendimientos que el privado, a pesar de que invierte más, demuestra que el carácter empresarial es muy difícil de ser asimilado por el aparato público.
Sánchez agregó que una adecuada política pública para lograr un crecimiento sostenido debe respetar y alentar la inversión privada, antes que competir contra ella. Expresó que los objetivos del Estado y de las empresas privadas pueden ser congruentes, siempre y cuando las reglas de juego para ambos sectores sean las mismas y permitan una adecuada coordinación.
Fernando Cáceres, presidente de la Cámara nacional de Comercio (CNC), indicó que la inversión pública se destina principalmente a bienes que tienen escaso retorno para el inversionista, pero alto rédito social.
El ejecutivo dijo que si se tienen que juzgar ambas inversiones en un ambiente de competencia, se debería evaluar la generación de utilidades sin que se recurra a ventajas gubernamentales, como son los subsidios, las contrataciones preferenciales con el sector público, entre otras.
Para el analista Roberto Laserna, si se quiere mantener empresas públicas se les debería dar cierta autonomía de gestión y obligarlas a recurrir al mercado competitivo de créditos para financiar sus operaciones.
Guillermo Schrupp, presidente de la Cámara de la Construcción de Santa Cruz, explicó que la empresa privada es el agente económico más eficiente de la economía de Bolivia y que el aumento de la participación estatal afecta negativamente, principalmente a la competitividad de Bolivia.
La Fundación Jubileo informó de que para esta gestión el Estado programó una inversión 25,4% sobre el total en los sectores de hidrocarburos y minerales, con una clara apuesta del Estado en sectores extractivos, a los que se asignó el triple de recursos en comparación con los asignados a la reconversión productiva y de generación de empleo.
Para el presidente del Colegio de Economistas de Santa Cruz, Lorgio Ardaya, el Estado invierte en proyectos donde se requieren altos montos de inversión, como las plantas de líquidos Río Grande y Gran Chaco, de úrea y amoniaco y de propileno y etileno.
Se solicitó información al Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, pero no respondió.