Vestidos con cascos y guardapolvos, la periodista y el fotógrafo de Página Siete, se alistan para un recorrido por la fábrica Princesa, ubicada en la zona Achachicala. La empresa boliviana abrirá el próximo mes una planta de avena al sur de Santiago de Chile e inaugurará una oficina en Miami (Estados Unidos).
Princesa participa todos los años en las ferias mundiales de alimentación. Hace un mes estuvo en el encuentro de agricultura ecológica orgánica Biofach en Núremberg, Alemania, explicó el gerente de la empresa, Henry Ruiz.
Tras el interés de continuar exportando, la Sociedad Industrial Molinera (SIMSA), a la que pertenece Princesa, hará la apertura en abril de una planta de avena ubicada en el sur de Santiago de Chile e inaugurará una oficina en Miami, Estados Unidos.
A nivel nacional, la empresa está presente en casi toda Bolivia, salvo en Beni y Pando. Según la gerente comercial de Princesa, Claudia Céspedes, las ciudades troncales donde hay mayor presencia de Princesa son La Paz, seguida de Santa Cruz y Cochabamba.
En 2013, Año Internacional de la Quinua, hubo una demanda creciente para la factoría, porque muchos de sus productos contienen este alimento andino; sin embargo, agregó Ruiz, la especulación de precios ha hecho que baje la competitividad de Bolivia.
Por ejemplo, Perú está exportando más quinua que Bolivia, ya que la vende a la mitad de precio que el país”, aseveró.
El olor a cereales impera en la fábrica, allí aún yacen algunos muebles de madera de 1931, año en que se creó esta empresa.
Con el lema «Princesa, alimentación saludable», en esta empresa se elaboran productos alimenticios nutritivos. Para que la sociedad boliviana tenga una mejor alimentación, la empresa boliviana llevó adelante unos 12 talleres de nutrición a personas que viven en cercanías de la fábrica y a 2.500 socias del Centro de Cultura Popular (CCP) vecinas de la ladera norte de La Paz.
En cada charla, una nutricionista de la empresa explicaba la combinación de alimentos y la importancia de todos los grupos alimenticios. A su vez, la especialista realizó a los hijos de las participantes una antropometría para ver si los niños estaban con el peso adecuado.
La empresa surgió como un emprendimiento boliviano de Simón Bedoya, quien quedó huérfano a sus 15 años, cuando vivía en Arequipa, Perú. Fue así que a principios del siglo XX se fue a trabajar de cargador a Guaqui, en la provincia de Ingavi. Ahí observó que por esa región ingresaban diferentes productos, desde harina, medicamentos, hasta velas.
Después de unos años conoció La Paz y empezó a importar harina para hacer su propia empresa. En 1931 implementó un molino, de donde nació la Sociedad Industrial Molinera.
Desde 2008, cuando el 98% de las ventas de SIMSA era harina de trigo, se empezó a elaborar otros productos. Según Ruiz, los diferentes tipos de trigos, que llegan desde Santa Cruz y Estados Unidos, se mezclan y se los deja reposar entre 24 y 72 horas con un 30% de humedad para que la cáscara del cereal se ablande. El trigo pasa por diferentes máquinas para producir el afrecho, germen, sémola y harina.
La avena que llega del sur de Chile también es procesada. Se reposa en agua, luego pasa por un proceso de pelado. Posteriormente se separa su harina, el salvado y la avena limpia, que luego se la cocina, seca y lamina mediante un rodillo.
Recientemente, Princesa combinó la chía con la avena, por tratarse de una semilla rica en ácidos grasos. Su repercusión fue incluso a nivel internacional.
Uno de los países donde más exportan este producto es Canadá, seguido de EEUU, Haití, Alemania y Holanda.
La empresa maneja cinco líneas, la más importante actualmente es la de avena. A su vez, cuenta con una variedad de cereales dulces (mezcla de avena, trigo, maíz y arroz) que al inicio iba dirigida a un público infantil, y actualmente es para toda la población.
Otras líneas son la variedad de harinas, con la que se ha fundado la empresa; la de los cereales fraccionados, que son la quinua, lenteja, trigo, chía, sémola y la última es la de los muslis, una mezcla de cereales mínimamente procesados.
En abril saldrán al mercado las barras energéticas de quinua y chía para niños, madres y deportistas, entre otros. Se prevé que cada una de ellas costará menos de dos bolivianos.