Desde hace dos años, los productores ecológicos de siete departamentos del país decidieron apelar a un sello para diferenciar sus productos de los artículos elaborados en base a componentes transgénicos.
El distintivo se denomina Sistemas Participativos de Garantías (SPG) y en la actualidad más de 5.000 productores agroecológicos bolivianos se adscribieron al emblema.
Este sello garantiza a los consumidores que los productos que estas personas comercializan están libres de componentes transgénicos, según indican los promotores.
El responsable nacional de los SPG -emprendimiento del Consejo Nacional de Producción Ecológica (CNAPE)- Ricardo Tórrez, indica que productoras y productores agroecológicos de La Paz, Oruro, Potosí, Tarija, Chuquisaca, Cochabamba y Santa Cruz accedieron ya al sello SPG, a lo largo de los dos años y medio que tiene de vigencia.
CNAPE otorga el sello SPG a quienes trabajan con productos agroecológicos y cumplen ciertos requisitos para ser considerados «no transgénicos”, es decir, libres de agentes químicos.
Es una forma de acreditación, certificación y garantía de la producción. El Estado otorga este sello y hace visible el trabajo que realizan las asociaciones de productores ecológicos en toda Bolivia”, explica Tórrez.
El sello SPG nació seis años después de que el CNAPE fuera creado (2006), en el marco de la Ley 3525 sobre regulación y promoción de la producción agropecuaria. En 2012 esta instancia estatal, dependiente del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, comenzó a trabajar con esta certificación.
Según lo que establece la norma que regula a los SPG, existen dos tipos de sellos. El blanco, que se entrega a los agricultores cuyos productos están «en transición” a ser 100% agroecológicos; y el verde, que se otorga a quienes demuestran que la totalidad de sus productos están libres de transgénicos.
Los principios de los SPG contemplan cinco dimensiones agroecológicas que son indispensables para lograr sistemas sostenibles. Éstas son: dimensión social y cultural, política, ambiental, económica y tecnológica productiva.
El SPG -mediante un estricto control social- garantiza el cumplimiento de las cinco dimensiones mencionadas, esto con el fin de lograr la «integralidad ecológica”, establece un documento facilitado por el CNAPE.
Tórrez comenta que este sello permite a los productores comercializar artículos, ofreciendo a los clientes verduras, hortalizas y frutos con la garantía de que no están comprando transgénicos.