En 2011, los sectores no tradicionales –entre otros, agropecuaria, y manufacturas– generaron 72% de los empleos totales (directos e indirectos) derivados de las exportaciones del país.
Entre ellos destacan los rubros de agropecuaria y alimentos, bebidas y tabaco. En contraste, los sectores tradicionales de la economía (hidrocarburos y minerales) –que representaron el 72% del valor de las ventas al exterior– llegaron a componer apenas el 28% del empleo en el sector, estimó la Red de Empleo, Ingresos y Producción, Eminpro del Instituto Inesad.
A diferencia de otros sectores exportadores, la planta de urea y amoniaco inaugurada hace tres meses generó 100 empleos directos y temporalmente bajo la administración de los propios expertos de la compañía coreana Samsung que construyó el complejo a un costo de 953 millones de dólares.
El sector no tradicional (que excluye a hidrocarburos y minerales) genera un empleo con una inversión de $us 10.000, según cálculos del sector exportador. Con la millonaria inversión del Gobierno en la planta de Bulo-Bulo el país pudo crear alrededor de 95.300 empleos directos.
Los empleos directos son aquellos utilizados en el valor agregado (e.g. en la producción de camisas, cigarrillos, etc.); mientras que los indirectos son derivados del consumo intermedio (e.g. en los botones utilizados para producir las camisas, en el empaquetado de los cigarrillos, etc.).
Según el último reporte del Índice de Competitividad (edición 2016-2017), elaborado por el Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) Bolivia ocupa el puesto 121 entre 138 países. A nivel sudamericano Chile es el país mejor ubicado (puesto 33) y Venezuela el peor ubicado (puesto 130).
Si bien no existe un indicador de avance o desarrollo tecnológico para Bolivia, el índice de Competitividad Global (ICG) tiene entre uno de sus pilares (pilar 12) a la innovación. Este pilar está conformado por siete indicadores que tienen que ver con la capacidad de innovar, la calidad de las instituciones de investigación científica, el gasto de las empresas en Investigación y Desarrollo (I&D), entre otros.
Según el investigador senior del Instituto Inesad, Carlos Gustavo Machicado, la evolución del ICG para Bolivia, considerando la posición que ha ocupado en el ranking mundial de competitividad, se puede ver que actualmente se encuentra en su peor ubicación, mientras que el 2013-2014 estuvo en su mejor ubicación que fue el puesto 98.