Cuando las sociedades se vuelven más equitativas, las economías son más resilientes. La igualdad de género, además de ser lo apropiado, tiene sentido desde el punto de vista económico. El Banco Mundial estima que a nivel global las diferencias entre los ingresos totales previstos a lo largo de la vida de hombres y mujeres es de 172,3 billones de dólares, lo que equivale al doble del producto interno bruto mundial (PIB) (Wodon et al. 2020). Por lo tanto, la adopción de leyes que refuerzan los derechos y las oportunidades de las mujeres es un primer paso esencial hacia un mundo más resiliente e inclusivo. La Mujer, la Empresa y el Derecho 2022 mide el progreso global hacia la igualdad de género en 190 economías, identificando las leyes y regulaciones que limitan e incentivan la participación de la mujer en la economía. Los ocho indicadores muestran las diferentes formas en que las leyes influyen en la vida laboral de una mujer, ya sea una joven de 25 años que comienza su primer trabajo, una madre que combina el trabajo con el cuidado infantil o una mujer a un paso de la jubilación (figura ES.1).
El índice de La Mujer, la Empresa y el Derecho mide la discriminación explícita en la ley, los derechos reconocidos legalmente y la provisión de ciertos beneficios, áreas en las que las reformas pueden impulsar la participación femenina en la fuerza laboral. Los gobiernos pueden utilizar este marco para identificar las barreras que impiden el éxito de la mujer, eliminarlas e impulsar la inclusión económica. Dados los desafíos para el desarrollo económico que afectan desproporcionadamente a las mujeres, incluida la pandemia de COVID-19 en curso, contar con un entorno jurídico que apoye su trabajo es más importante que nunca. Sin embargo, en todo el mundo, todavía existen leyes discriminatorias que están exacerbando las consecuencias negativas para las mujeres en un período ya particularmente difícil.
La puntuación promedio a nivel mundial de La Mujer, la Empresa y el Derecho es de 76,5 sobre 100, lo que indica que en general las mujeres solo tienen tres cuartas partes de los derechos de los hombres en las áreas medidas (mapa ES.1). Aunque la puntuación promedio es medio punto más alta que en 2020, casi 2.400 millones de mujeres en edad de trabajar en todo el mundo aún no tienen las mismas oportunidades económicas. Solo 12 economías alcanzan una puntuación de 100, indicando que las mujeres tienen las mismas condiciones jurídicas que los hombres en todas las áreas medidas. Las brechas más persistentes se mantienen en los ámbitos de Remuneración y Parentalidad, lo que demuestra que muchas economías todavía tienen que eliminar restricciones o introducir buenas prácticas legales y beneficios. A nivel regional, las economías de ingreso alto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Europa y Asia central, y América Latina y el Caribe tienen las puntuaciones promedio más altas. Oriente Medio y Norte de África tiene la puntuación promedio más baja con 53,0 puntos. No obstante, en todas las regiones hay gobiernos que están adoptando buenas prácticas legales y otros que aún tienen margen de mejora.
Las mujeres siguen enfrentando grandes desafíos que amenazan con aumentar las brechas de género y afianzar las desigualdades existentes. Estas obtienen menos ingresos que los hombres por el mismo trabajo y están expuestas a un mayor riesgo de sufrir violencia en sus hogares. Sumando a lo anterior las consecuencias derivadas de la pandemia, la comunidad mundial corre el riesgo de que se reviertan los avances logrados para incorporar a las mujeres en la fuerza laboral. Los derechos económicos de las mujeres deben ser fortalecidos para que les sea garantizada la igualdad en el acceso a los programas de apoyo público y a la tecnología digital, como por ejemplo, los teléfonos móviles o los ordenadores e Internet. Estas herramientas son clave para que las mujeres puedan crear nuevos negocios, acceder a nuevos mercados y encontrar mejores empleos.
Afortunadamente, durante el año pasado, 23 gobiernos abordaron esta desigualdad introduciendo reformas jurídicas a fin de garantizar el empoderamiento de la mujer y proteger no solo a su población, sino también a sus economías. De las 39 leyes que se modificaron gracias a estas reformas, 10 se promulgaron en Oriente Medio y Norte de África. A pesar de sus bajas puntuaciones, esta región fue la que más avanzó como resultado de estos esfuerzos, ya que el 25 por ciento de las economías implementaron al menos una reforma. La región de Europa y Asia central también aprobó varias reformas, a pesar de tener puntuaciones superiores al promedio mundial, y el 17 por ciento de sus economías adoptaron al menos una ley para mejorar la igualdad de género. África occidental y central también implementó varias reformas. Gabón se destaca, ya que emprendió reformas sustanciales de su código civil y aprobó una ley para eliminar la violencia contra las mujeres, lo que incidió en 9 de 15 puntos de medición en 5 indicadores donde anteriormente el país había registrado una respuesta negativa: Movilidad, Trabajo, Matrimonio, Empresariado y Activos. El indicador de Parentalidad registró el mayor número de reformas con cambios positivos en ocho puntos de medición en ocho países, seguido por los indicadores de Trabajo y Remuneración, respectivamente (mapa ES.1).
La Mujer, la Empresa y el Derecho 2022 se basa en evidencia que demuestra que las reformas que promueven
la igualdad de género son fundamentales para promover la iniciativa empresarial y el empleo de las mujeres (Banco Mundial 2020, 2021). Las mujeres obtienen solo dos tercios de los ingresos estimados de los hombres a lo largo de su vida, por lo que la reducción de la desigualdad en las oportunidades económicas podría cerrar esta brecha y generar enormes beneficios para el mundo (Wodon et al. 2020). Las prácticas discriminatorias no solo reprimen a las mujeres, sino que también limitan la productividad de las empresas, ya que se asocian con niveles más bajos de ventas y productividad laboral (Hyland, Islam y Muzi 2020). De hecho, las buenas prácticas legales capturadas por el índice están asociadas a un mayor empoderamiento económico de las mujeres. Adicionalmente, se está comprobando que un entorno jurídico más igualitario se asocia a una mayor proporción de empresarias. Asimismo, la presencia de legislación sobre violencia doméstica se asocia con una tasa de mortalidad de mujeres a hombres 2,3 por ciento menor que el promedio (Amin, Islam y López-Claros 2021).
Sin embargo, aunque las reformas en las áreas que abarca el informe La Mujer, la Empresa y el Derecho están asociadas a una serie de resultados positivos para las mujeres, no son una garantía para su inclusión. Las reformas jurídicas solo mejorarán la vida de las mujeres si las leyes se aplican correctamente y si existe un entorno que las apoye. Las leyes no conseguirán los efectos deseados si entran en conflicto con las normas sociales prevalecientes. Sin embargo, reformar las normas sociales y las leyes puede ser mutuamente beneficioso, donde las leyes actúan como un imán para atraer y guiar cambios en las normas sociales hacia una misma dirección a lo largo del tiempo.
La Mujer, la Empresa y el Derecho continúa con su sustantiva agenda de investigación explorando nuevos temas que son fundamentales para cerrar las persistentes brechas de género en cuanto a la inclusión económica de las mujeres. En esta edición se presentan los hallazgos preliminares y el análisis de los datos piloto recopilados sobre la prestación de servicios de cuidado infantil y la implementación de la ley. La Mujer, la Empresa y el Derecho agradece devoluciones
sobre estas áreas de estudio y espera perfeccionar dichas medidas para sus futuras investigaciones.
La creciente evidencia indica que las leyes capturadas por el índice Mujer, Empresa y el Derecho están asociadas con un mayor empoderamiento económico de las mujeres. Aparte de su conveniencia fundamental, una mayor igualdad legal se asocia con una mayor oferta de mano de obra femenina, una menor brecha salarial de género, mayores niveles de iniciativa empresarial femenina y una mayor cantidad de mujeres en puestos gerenciales. Nuevos datos del Banco Mundial revelan que a mayor igualdad entre hombres y mujeres en la ley (como lo expresa el índice Mujeres, Negocios y la Ley), mayor es la proporción de mujeres empresarias (figura 1.1). La igualdad también está asociada con ganancias en productividad y bienestar en toda la economía (Chiplunkar y Goldberg 2021). Las mujeres ganan solo dos tercios de los ingresos esperados de por vida de los hombres; por lo tanto, reducir las desigualdades en oportunidades económicas que podrían cerrar esta brecha podrían generar enormes beneficios para el mundo (Wodon et al. 2020).
El análisis de los datos de Mujeres, Empresas y Derecho junto con los datos de las Encuestas de Empresas del Banco Mundial, Hyland e Islam (2021) muestran que un entorno legal más discriminatorio está asociado con una mayor probabilidad de que las empresas dirigidas por mujeres comiencen a operar en el sector informal. En las economías donde el puntaje agregado del índice Mujer, Empresa y el Derecho es más alto, es menos probable que las empresas con propietarias mujeres hayan comenzado a operar en el sector informal. Esta correlación negativa se muestra en la figura 1.2