El Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) presentó el informe Recetas para proyectos exitosos de asistencia técnica en microfinanzas en América Latina y el Caribe, referidas a las lecciones aprendidas producto de una evaluación de proyectos de Fomin.
Uno de los objetivos del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (Grupo BID) es apoyar el desarrollo sano y sostenible del acceso al financiamiento a lo largo y ancho de la región. El FOMIN ofrece cooperación técnica y capital a instituciones que trabajan para mejorar la distribución de esos fondos.
Uno de los mecanismos de FOMIN es la denominada Línea de Actividad (LA), un programa de asistencia técnica que apoya pequeños proyectos con potencial para fortalecer de manera directa o indirecta a instituciones financieras que atienden a la población menos favorecida.
El tamaño típico de esos proyectos considerados fluctúa entre uS$ 200.000 y uS$ 500.000, y el financiamiento se concede por entre dos y cinco años. Esos proyectos deben tener como objetivo central algún tipo de fortalecimiento institucional, por lo regular, en áreas como diseño y entrega de productos; sistemas de información; gestión del riesgo, y la incorporación de mejores prácticas contables, de gobernabilidad y de control interno, entre otros. Los beneficiarios de la LA son organizaciones sin fines de lucro que se hallan en proceso de conversión en instituciones comerciales (upgrading), bancos que migran a las microfinanzas (donwscaling), IMF o cooperativas que planean expandirse a zonas rurales, o instituciones que simplemente necesiten mejorar ciertas áreas específicas ya identificadas.
En 2002, el FOMIN aprobó su Segunda Línea de Actividad (2LA), que implementó a partir de diciembre del año siguiente y como continuidad de la exitosa primera línea (1LA), activa entre 1998 y 2003. La 2LA busca aumentar y mejorar el acceso de los microempresarios y de los hogares de bajos ingresos a servicios financieros sostenibles a través del fortalecimiento de la capacidad de gestión de IMF comprometidas a operar según criterios de sostenibilidad institucional y financiera.
La 1LA procuró establecer mejores prácticas en la industria microfinanciera de América Latina y el Caribe, especialmente entre las instituciones de crédito.
La 2LA se impuso, de cierta manera, una tarea más ambiciosa pues amplió la gama de instituciones para incluir a cooperativas, bancos interesados en downscaling, clusters o agrupaciones de instituciones —entre ellas, las redes— y organizaciones de “segundo piso” con un menor grado de madurez y que podrían requerir apoyo para un mayor fortalecimiento institucional. A diciembre de 2013, la 2LA había aprobado 31 proyectos, de los cuales 22 habían sido completados y 7 estaban en proceso de implementación hasta finales de 2015. Dos proyectos fueron cancelados antes de comenzar la implementación — a efectos de este documento, nos referiremos a un total de 29 proyectos.
Hasta noviembre de 2013, el FOMIN había desembolsado uS$7,6 millones, casi el 80% de los fondos comprometidos para la 2LA.
Entre mayo y noviembre de 2012, un equipo de analistas de EA Consultants llevó a cabo una evaluación de la 2LA que incluyó una encuesta en línea con la participación de 17 de los 29 proyectos. También se realizaron entrevistas telefónicas y en persona con más de 30 ejecutivos y empleados de los beneficiarios, seis funcionarios de la oficina matriz del FOMIN en Washington DC, cinco especialistas a nivel país del FOMIN y varios expertos de la industria. Los hallazgos de la evaluación indicaron, en términos generales, que el financiamiento había tenido impacto en el fortalecimiento institucional de los beneficiarios. No obstante, EA Consultants identificó desafíos originados por el amplio alcance de la 2LA, que hizo posible la inclusión de diversos esfuerzos, desde transformaciones hasta descenso de escala (downscaling) y crédito rural, entre otros.
La evaluación proveyó además una serie de lecciones para el FOMIN, otros donantes, receptores de fondos y actores en la industria, recogidas en este texto como “recetas” para proyectos exitosos.
Es esencial que, para maximizar su impacto, estas recetas utilicen los “ingredientes” y “modos de preparación” adecuados. En ocasiones, aún los proyectos mejor diseñados no alcanzan el desempeño esperado. Sin embargo, aun-que esos tropiezos son lamentables, también dejan valiosas lecciones y conocimientos para enriquecer futuras iniciativas en las regiones.
El documento está organizado por temas que cubren las áreas principales apoyadas por la 2LA durante los últimos diez años. Como en muchos libros de cocina, el primero es la base para las recetas siguientes: la masa básica para hacer tortas, que puede adaptarse para crear platillos más sofisticados. Los demás temas incluyen el apoyo a la expansión rural, fortalecimiento y transformación, downscaling, y cómo trabajar a través de redes y clusters.
Al final, se ofrece una receta para aprovechar estas lecciones, o sea, de qué manera la sistematización del aprendizaje ayuda a las instituciones a aprender de las experiencias ajenas —positivas y negativas—, maximizando de tal modo los fondos de un proyecto y reforzando la efectividad general. El Anexo A contiene una breve descripción de los proyectos relevados.