El World Economic Forum (Foro Económico Mundial) publicó el Reporte de Competitividad Global 2015-2016 en el que muestra una correlación entre los países altamente competitivos y aquellos que han resistido la crisis económica mundial o se han recuperado rápidamente de ella.
El informe es una evaluación anual de los factores que impulsan la productividad y la prosperidad en más de 140 países.
El informe del Índice Global de Competitividad (IGC) señala igualmente que existe un estrecho vínculo entre la competitividad y la capacidad de una economía para generar, atraer, aprovechar y apoyar el talento. Los países que ocupan los primeros lugares del índice obtienen buenos resultados en este aspecto. Pero en muchos países son muy pocos los que tienen acceso a una educación y capacitación de alta calidad, y los mercados laborales tienen una flexibilidad insuficiente.
A nivel latinoamericano estos son los países que se destacan en el Indice de Competitividad Global:
De la lista El Salvador al 95º, regresando a índices previsibles estables, según el promedio del último ciclo de cuatro años, en el caso de El Salvador.
Existe una amplia brecha de competitividad entre las economías de Latinoamerica y el Caribe. Una vez más, Chile lidera el ranking regional y Brasil continua con la tendencia a la baja, cayendo 18 posiciones al 75º. La región debe aumentar la resiliencia contra los golpes de la economía externa y la infraestructura, habilidades e innovación – áreas en las que la región tiene un desempeño pobre – entre los puntos que deben ser fortalecidos.
De acuerdo al informe, El final del ciclo de los altos precios de los productos básicos ha afectado gravemente a América Latina y el Caribe, y ya tiene consecuencias en el crecimiento de la región. Para lograr una mayor resiliencia contra futuras crisis económicas son necesarias reformas e inversiones en infraestructuras, competencias e innovación.
Desde una óptica más general, la necesidad de impulsar más reformas estructurales a largo plazo para estimular la productividad y liberar el talento emprendedor está afectando la capacidad de la economía mundial para elevar los niveles de vida, resolver la persistencia del alto desempleo y generar una resiliencia adecuada contra futuras recesiones económicas.
Bolivia que en 2014 se hallaba en el puesto 105, este 2015 se ubica en el 117. Pese a la estabilidad económica de Bolivia y el crecimiento del PIB que se prevé será del 5% para esta gestión, aun quedan tareas pendientes en cuanto al desarrollo de competitividad e innovación de acuerdo al reporte de competitividad global. Factor común que ha estancado a varías economías latinoamericanas.
En Europa, España, Italia, Portugal y Francia hicieron avances significativos en la mejora de la competitividad. Gracias a los paquetes de reformas para mejorar el funcionamiento de los mercados, España e Italia suben dos y seis puestos, respectivamente. Las mejoras similares en los mercados laboral y de productos en Francia (22º) y Portugal (38º) no pudieron compensar el deterioro sufrido en otros ámbitos. Este año, Grecia sigue ocupando el puesto 81º, según los datos recopilados antes del rescate del mes de junio. El acceso a la financiación sigue siendo una amenaza común para todas las economías y constituye el mayor impedimento de la región para atraer inversiones.
En la mayoría de los mayores mercados emergentes, la tendencia es de declive o estancamiento. No obstante, hay aspectos positivos: La India ha puesto fin a cinco años de declive con un espectacular saltó de 16 lugares para ocupar el puesto 55º. Sudáfrica vuelve a figurar entre los 50 primeros lugares, tras avanzar 7 espacios y situarse en el puesto 49º. En otros países, la inestabilidad macroeconómica y la pérdida de confianza en las instituciones públicas hicieron caer a Turquía (51º), así como a Brasil (75º). China se mantiene en el puesto 28º y sigue siendo por mucho la más competitiva de este grupo de economías. Sin embargo, el hecho de que no haya subido en la clasificación pone de manifiesto los retos a los que se enfrenta la transición de su economía.
Entre las economías emergentes y en desarrollo de Asia, las tendencias de competitividad son por lo general positivas, a pesar de los numerosos retos y las profundas diferencias intrarregionales. Mientras que China y la mayoría de los países de Asia Sudoriental logran buenos resultados, los países de Asia Meridional y Mongolia (104º) siguen presentando retrasos. Los cinco mayores miembros de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN): Malasia 18º, sube dos puestos), Tailandia (32º, baja un puesto), Indonesia (37º, baja tres), Filipinas (47º, sube cinco) y Vietnam (56º, sube doce), se sitúan en la mitad superior de la clasificación del IGC.
En Oriente Medio y África del Norte, el panorama es menos definido. Qatar (14º) encabeza la región, por delante de los Emiratos Árabes Unidos (17º), aunque corre un mayor riesgo que sus vecinos debido a la persistencia de los bajos precios de la energía, debido a que su economía se encuentra menos diversificada. Estos buenos resultados contrastan claramente con los de los países del Norte de África, en los que el mejor puesto lo ocupa Marruecos (72º), y del Levante, encabezados por Jordania (64º). En vista de que los conflictos geopolíticos y el terrorismo amenazan con hacer aún más estragos, los países de la región deben concentrarse en la reforma del entorno empresarial y en fortalecer el sector privado.
África Subsahariana sigue creciendo a tasas cercanas al 5%, pero la competitividad y la productividad continúan siendo bajas. Los países de la región tendrán que trabajar en ello, sobre todo porque se enfrentan a la volatilidad de los precios de los productos básicos, un mayor escrutinio por parte de los inversores internacionales y el crecimiento demográfico. Mauricio sigue siendo la economía más competitiva de la región (46º), seguido de cerca por Sudáfrica (49º) y Rwanda (58º). Côte d’Ivoire (91º) y Etiopía (109º) sobresalen por ser los países de la región que más puestos suben.
Los tres países más competitivos del mundo son Estados Unidos (1º), Suiza (2º) y Dinamarca (3º) entre las economías con altos ingresos, en ese rango los menos competitivos son Italia (46º), Hungría (47º) y Grecia (65º).
En el otro extermo, entre las economía con bajos ingresos los países más competitivos son Vietnam (68º), Pakistan (92º) y Nigeria (95º) en tanto los menos competitivos son Zimbawe (129º), Burundi (130º) y Chad (131º).
La cuarta revolución industrial está facilitando la aparición de industrias y modelos económicos completamente nuevos y el rápido declive de otros. Para seguir siendo competitivo en este nuevo entorno económico será necesario hacer mayor hincapié que nunca antes en los principales factores que impulsan la productividad, como el talento y la innovación», afirma Klaus Schwab, fundador y Presidente Ejecutivo del Foro Económico Mundial.
El lento incremento de la productividad, que se ha convertido en la norma, plantea una grave amenaza para la economía mundial y tiene graves efectos en la capacidad del mundo para hacer frente a los principales retos a los que se enfrenta, como el desempleo y la desigualdad de ingresos. La mejor manera de hacer frente a este fenómeno consiste en que los dirigentes den prioridad a las reformas y la inversión en ámbitos como la innovación y el mercado laboral, pues con ello se liberará el talento emprendedor y florecerá el capital humano”, señala Xavier Sala-i-Martin, profesor de economía de la Universidad de Columbia.
La clasificación de competitividad de The Global Competitiveness Report se basa en el Índice Global de Competitividad (IGC), creado por el Foro Económico Mundial en 2004. El IGC define la competitividad como el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país y su clasificación se calcula mediante la recopilación de datos a nivel nacional de 12 categorías –los pilares de la competitividad– que conforman colectivamente una imagen exhaustiva de la competitividad de un país.
Los 12 pilares son: