Con un sistema cooperativo, más de 1.200 familias productoras de cacao logran capear la crisis. Unidas, industrializaron el chocolate y actualmente exportan el producto a países de Europa, como Alemania, Suiza, Italia, Francia; y llegan a Japón, Asia, con el sello boliviano de El Ceibo.
En la década de los años 70, muchas familias del occidente se asentaron en la zona de Alto Beni y Palos Blancos en el departamento de La Paz con el objetivo de cultivar arroz y plátano. Sin embargo, un estudio determinó que el suelo era apto para el cacao y el cambio fue natural.
En su momento tuvieron que adaptarse al cálido clima de la zona y buscar la forma de sacar la materia prima a los mercados citadinos, pero en muchas ocasiones no lograban un precio justo, por lo que decidieron organizarse. Así, lo que empezó con 14 cooperativas compuestas por 300 familias en 1977, cuando se conformó El Ceibo, actualmente cuenta con 46 cooperativas y más de 1.200 familias que se dedican al cultivo del cacao.
La Central de Cooperativas desarrolla también un plan de expansión por el país con nueve agencias en La Paz, Cochabamba, Oruro y Chuquisaca. Está en fase de estudio la apertura en otra tienda en Santa Cruz, además de una posible industria en la región oriental.
Damián Bernabé, presidente del consejo de administración de la Central de El Ceibo, explica que el nombre de la cooperativa busca rescatar la esencia del árbol del ceibo, que tiene la capacidad de regenerarse ante cualquier situación. “Asimismo, la organización ha tenido muchos obstáculos, pero que con mucho esfuerzo y capacidad hemos podido superar y salir adelante”, comenta.
Explica que las cooperativas están conformadas por pequeños productores que tienen entre tres y cuatro hectáreas. Y que para este año se tiene previsto alcanzar 23.000 quintales (1.100 toneladas) de granos de cacao orgánico de una superficie de 4.500 hectáreas, a pesar de que las condiciones climatológicas han sido desfavorables .
“Nuestros padres eran abusados en los precios del transporte; entonces se logró conseguir camiones para sacar la materia prima entre 1984 y 1985. También nuestros padres soñaron con sacar el grano fuera de las fronteras, es así que en 1987 se exporta a Europa el primer lote cacao biológico, que es muy apetecido en esos países. Luego soñaron con dar valor agregado al producto, por eso en los años 90 se comienza a transformar la pasta en chocolate y así hemos ido evolucionando”, relata Bernabé.
David Cahuana, gerente general de la Central de Cooperativas de El Ceibo, informa que el cultivo de cacao se ha convertido en una tradición en el norte paceño. En consecuencia, se ha armado toda una red productiva en torno a la producción del grano que incluye cultivos, acopio, viveros, procesamiento, transporte, logística y comercialización.
Fuera de los productores, la industria genera alrededor 200 empleos y cuando hay buena cosecha algunas familias pueden tener una producción de entre 30 y 50 quintales al año, lo que equivale a 30.000 bolivianos. Hace unos años, un productor alcanzó un monto histórico de 100 mil bolivianos de ingresos.
“Muchas familias han consolidado la educación y formación académica de sus hijos con el cultivo de cacao y también hay personal trabajando en la administración, manejo técnico de la maquinaria, asesoramiento, entre otros. Es decir que a base del cacao se ha logrado el progreso de las familias de la región”, señala Cahuana y añade que el período de cosecha del cacao se extiende de abril a septiembre.
El gerente indica que el plan estratégico de El Ceibo contempla nuevas inversiones, apertura de mercados, alianzas estratégicas e innovación en la línea de maquinaria. Sus cultivos están certificados como parcelas orgánico-ecológicas, lo que les abre puertas en el exterior. Es por ello que apuntan ahora a abrir el mercado latinoamericano y expandirse a otras ciudades del país.
Del total de la producción de El Ceibo, entre un 35% y 40% se exporta a los mercados del exterior, principalmente la manteca de cacao, chocolate en polvo y granos de cacao. El resto de productos derivados, tales como el chocolate amargo, semiamargo y dulce, bombines con rellenos de frutas, figuras huecas y línea de cocoa instantánea se distribuyen en Bolivia.
Hay que destacar que los productos con valor agregado generan alianzas con productores de otros departamentos, puesto que se produce el chocolate con maní, que llega desde Chuquisaca o chocolate con frutos secos que vienen de Pando o chocolate con quinua de la región del altiplano, apunta Cahuana.
En este contexto y como parte de su estrategia para expandirse y abrir nuevos mercados, El Ceibo selló varias alianzas estratégicas. Recientemente la Cervecería Boliviana Nacional (CBN) lanzó al mercado la cerveza Huari sabor a chocolate en alianza con la cooperativa.
Michel Yucra Vargas, gerente comercial de El Ceibo, manifestó su satisfacción con la alianza, que beneficiará a las familias que viven del cultivo del cacao. “Estamos muy orgullosos de que esta cerveza se produzca con el cacao 100% orgánico que surge de los productores bolivianos. Éste es un paso fundamental que incentivará a miles de familias a impulsar la producción de cacao y estamos seguros de que el producto será un éxito”, dijo.
De acuerdo con los datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), la exportación del cacao boliviano y sus derivados alcanzó un valor de 2,4 millones de dólares en la gestión 2020 y a julio de este año se llegó a 1,1 millones de dólares. Alemania fue el principal socio comercial, seguido de Italia, Paraguay, Países Bajos y Suiza.
Según María Esther Peña, gerenta técnica del IBCE, el cacao boliviano está certificado como uno de los mejores a nivel mundial por su alta calidad y su producción orgánica. Ello -dice- representa una alta ventaja en los mercados exigentes como el norteamericano y europeo. “Hay un alto potencial de ingresar a países que tienen un elevado nivel de consumo como Francia, Reino Unido, Bélgica, Canadá y Rusia”, apunta
Indica que, para aumentar la competitividad frente a otros productores de cacao, Bolivia debe producir a mayor escala, así reducirá costos. Recalca además la importancia de profundizar la industrialización para colocar más derivados del cacao en el mercado internacional.
“Nuestros padres soñaron con sacar el grano fuera de las fronteras y en 1987 se exporta a Europa el primer lote de cacao biológico”. Afirma David Cahuana
“Muchas familias han consolidado la educación y formación académica de sus hijos con el cultivo de cacao. Éste nos da vida”. Manifiesta David Cahuana
12 MM de dólares representaron las exportaciones de cacao y sus derivados en los últimos 5 años.
Según el estudio Cacao en Bolivia, elaborado por Óscar Bazoberry y Coraly Salazar, del Cipca, en el territorio nacional se cultiva cacao: en La Paz, Pando, Cochabamba, Santa cruz y Beni. Y representa una fuente importante de ingresos para las familias.
El informe sugiere que los productores participen en la transformación del cacao, ya sea de manera artesanal o bajo esquemas empresariales, para dar un paso cuantitativo a niveles de procesamiento y calidad. “En esta perspectiva de participar en la transformación, no se puede perder de vista que el mercado internacional de grano ofrece condiciones aceptables, sobre todo desde el punto de vista del productor. Es también conveniente articularse a distintas redes de comercialización de materia prima”, señala el documento.