En este mundo globalizado, la adquisición de softwares es insuficiente para las empresas multinacionales. La tecnología se convirtió en un ‘animal’ que vive conectado y requiere un mantenimiento permanente de sus conexiones para poder sobrevivir.
Ante esta situación las empresas del sector tecnológico establecen alianzas regionales a través de las denominadas ‘cadenas globales de valor’, que ofrecen un servicio permanente en diferentes localizaciones geográficas.
Este fenómeno relativamente nuevo mueve a escala mundial más de $us 1.600 millones por año, según el informe Hacia la transformación digital de América Latina de la CAF.
En Bolivia, la provisión de servicios tecnológicos a escala regional también es tendencia en las empresas bolivianas, aunque no se hizo un estudio que precisa cifras sobre sus ventas y las mismas se calculan en base al registro del pago de impuestos.
La jefa de la unidad de Estadísticas del IBCE, Jimena León, explica que no todas las empresas realizan estos pagos y que en este aspecto hay un vacío de regulación en la Ley de Telecomunicaciones.
Para la provisión de servicios las empresas bolivianas establecen alianzas con otras del mismo sector que operan en los países vecinos (Perú, Chile, Argentina, Brasil) para proveerle un monitoreo y control de calidad de su sistema informático a una misma empresa en sus diferentes subsidiarias.
Aunque el CEO de Jalasoft, Jorge López, hace una diferenciación entre la provisión de servicios con exportación de componentes, subcomponentes y de propiedad intelectual, que contempla las soluciones tecnológicas.
Un servicio es cuando una empresa extranjera le pide a una boliviana un control de calidad. Lo otro es la elaboración de partes, como cuando una empresa subdivide su producción. En nuestro caso lo que exportamos es propiedad intelectual, software que les brinda soluciones”, aseguró.
La empresa informática Jalasoft, exporta software a empresas de Europa y Estados Unidos por un valor que promedia al año $us 14 millones, según reportó López.
La exportación de servicios de empresas bolivianas registra un ascenso entre 2011 y 2016, de $us 948 millones a 1.208 millones, con una ligera baja en 2014 (ver cuadro). En 2016 sumaron $us 1.208 millones, mientras que a junio de 2017 suman $us 623 millones, según el IBCE, con datos del Banco Central de Bolivia (BCB).
A su vez, se evidencia un déficit comercial sostenido. En 2016 las importaciones alcanzaron los $us 2.805 millones, generando un déficit de $us 1.597 millones.
Los principales sectores de exportación en 2016 fueron manufactura sobre insumos ($us 70 millones), transporte ($us 295 millones), viajes ($us 687 millones), telecomunicaciones ($us 67 millones) y otros servicios empresariales ($us 29,4 millones).
En 2016 los principales servicios importados fueron viajes ($us 818 millones), transporte ($us 688 millones), manufacturas ($us 510 millones), seguros y pensiones ($us 108 millones) y telecomunicaciones ($us 98 millones).
Para el presidente de la empresa de tercerización de procesos de negocios Síntesis, Jorge Kuljis, en la actual coyuntura comercial la prestación de servicios debe venir acompañada de lo digital. Lo que representa una gran oportunidad para la provisión de plataformas de servicios en demanda.
La gente ya no quiere comprar software sino un servicio con valor agregado”, afirmó Kuljis.
Explicó que las empresas latinas hacen frente a las proveedoras globales, con productos que resuelven una necesidad específica y descubriendo nuevos nichos de mercado en la región.
Para Kuljis, el componente regional genera un diferenciador frente a los servicios globales, aunque reconoció que algunos tienen éxito como Netflix, o Uber.
Síntesis está abocada a la tercerización de sus procesos transaccionales (pagos, recaudaciones, ventas electrónicas, boletería virtual), si bien el ejecutivo de la empresa diferencia que en algunos casos la ‘exportación’ de estos servicios no es material o tangible, por lo cual se hace difícil registrar sus ingresos económicos.
En el caso de Síntesis, está especializada en la prestación de servicio a empresas transnacionales que operan en la región a través de alianzas con otras proveedoras. Los servicios abarcan áreas como banca digital, ventas, cobranzas (tecnología iframe y mediador), biometría transaccional y aplicaciones móviles.
Para los proveedores de servicios tecnológicos, los aspectos laboral e impositivo son los que le causan mayor preocupación, porque ven un vacío en el marco regulatorio, y una dificultad de encontrar mano de obra especializada.
El CEO de Jalasoft explicó que para exportar pagan el IVA, trámites en Aduana y registro de propiedad intelectual en el Senapi.
El economista Jimmy Frías, explicó que los exportadores de tecnología deberían acceder a los certificados de devolución de impuestos (Cedeim), que otorga Impuestos Nacionales, a los productores no tradicionales, que les devuelve hasta el 100% de la inversión en los trámites realizados.
Destacó a su vez, que al tratarse de una creación intelectual deben demostrar que no dañan al medioambiente para exigir mayor agilidad en los trámites que realizan en la Aduana y en la Autoridad de Telecomunicaciones y Transporte (ATT).
Para el presidente de Síntesis, Jorge Kuljis, si bien existe una alta demanda por parte de estudiantes de carreras tecnológicas, hay una evidente falta de coordinación entre las universidades y el sector privado en lo referido al perfil profesional que se demanda.
Las universidades tienen que trabajar y formar profesionales competitivos a escala regional. Los competidores están en otros países. Nos faltan incentivos fiscales, que otros países tienen. Tenemos una fuerte carga laboral que nos quita competitividad. Es decir, hay disminución de competitividad y precios (profesionales e impuestos)”, señaló.
Para el empresario las universidades deben adecuar sus estándares de formación a escala regional, debido a que los futuros profesionales se desarrollarán en una economía globalizada.
Tenemos que analizar el cómo fortalecer la competitividad del país. Las fronteras son virtuales, los servicios fluyen de manera instantánea, pero tenemos barreras como el tipo de cambio, impuestos y aduanas, que nos limitan”, dijo.
El economista Jimmy Frías, aseveró que la mano de obra en Bolivia, no es cara con relación a otros países de la región, sin embargo, la situación cambia si se trata de mano de obra especializada, que en muchos casos tiende a migrar.
Respecto al tipo de cambio fijo del país, coincidió en que resta competitividad en otros países con una moneda depreciada frente al dólar, porque abarata sus costos, sin embargo, ante esa situación recomendó “la diversificación del uso de monedas por parte del sector privado”.
Los exportadores deben pagar entre otros tributos el Impuesto al Valor Agregado (IVA), Impuesto a los Consumos Específicos (ICE) y el Gravamen Arancelario.
Es un título valor transferible por simple endoso, que puede ser utilizado por el exportador para tramitar la devolución del gasto en los impuestos internos al consumo y los aranceles.
En Promueve Bolivia hay un directorio digital de empresas de servicio (www.promueve.gob.bo)