A sus 22 años de edad volvió de EEUU a Bolivia para trabajar en el banco de más larga vida en el país. Ahora tiene 53 años. De ellos, 31 los pasó en la institución financiera que levantó su padre, después de convertirse en el principal accionista. Hace tres años es el presidente. Pablo Bedoya Sáenz aspira a conducir el Banco Nacional de Bolivia (BNB), al menos hasta cuando festeje los 150 años de su fundación. Así lo expresó en un Desayuno con…EL DEBER, en una mesa instalada en el lobby del hotel Radisson.
“El 2018 fue un año muy importante para la banca. Teníamos que alcanzar la meta exigida de colocaciones de créditos productivos y todo el sistema lo logró”, resalta este banquero nacido en La Paz, donde integró la promoción 82 del colegio Saint Andrews.
Boston fue su primer destino para estudiar inglés. Después ingresó a Jacksonville University, de Florida, donde cursó la carrera de Business Administration, con especialización en finanzas.
Su padre fue el conocido banquero e industrial Fernando Bedoya. El entró a la banca en 1968 con el abuelo materno de Pablo, como socios en lo que era el Banco Mercantil. En 1970 compró una parte importante del Banco Nacional de Bolivia, que era manejado por un sindicato y estaba en una situación delicada.
“Mi papá era abogado ejerció poco tiempo. Se dedicó a la parte empresarial. Entró a la banca y a la industria con molinos de harina y trigo para fabricar fideos. Le encantaba su propiedad ganadera de Santa Cruz. En la parte comercial tenemos a Saci, que maneja la marca Ferguson”.
Su madre Eugenia Sáenz vive en Santa Cruz. Su hermano mayor, el zootecnista Fernando Bedoya, fue el primero en venir a la capital cruceña para ocuparse del negocio lechero. En 1997 se trasladó él y, enseguida, toda la familia. Eran cuatro hermanos. Fernando ya falleció y se ocupaba de la ganadería. Arturo está a cargo de Saci, que representa a Massey Ferguson y otras líneas de automotores. Ignacio está en la parte industrial, con la molinería y las propiedades agroindustriales.
“La banca me gustó desde pequeño. Cuando salía de vacaciones me iba a trabajar con papá, como mensajero. El éxito fue por empezar de muy abajo, desde cajero y en la parte operativa. Ahora llevo 31 años en el banco y estoy muy feliz porque conozco todo. En 1987 llegué de EEUU y estábamos por implementar la tarjeta de crédito. Contratamos a profesionales americanos para que nos guíen. Estuvimos en Bolivia y Argentina. Ahí partió mi carrera. En La Paz trabajamos diez años con tarjetas de crédito, pasé a la subgerencia de crédito, a la gerencia de crédito y a fines del 97 me ofrecieron venir a Santa Cruz. Fue una época dura, de crisis. Los bancos nos volvimos inmobiliarias. La mora llegó a un 20%. Tuvimos que dar muchas ideas para vender las propiedades. Entre 2000 y 2002 fue muy difícil, pero pudimos aguantar”.
Cuando entró al BNB trabajaban 250 personas y ahora lo hacen 2.200. De manejar una cartera de $us 400 millones se pasó a $us 3.500 millones. “En la banca tienes que estar a la vanguardia y ser muy innovador. Cuando dejé la parte administrativa y asumí la presidencia del directorio creé la división de planificación y control. Separamos la administración del día a día del asunto de la calidad. Un sector del directorio controla la calidad de los servicios a los clientes. Es lo que nos va a diferenciar. Creamos la tecnología bancaria y somos uno de los bancos líderes en innovación. Creamos un centro con chicos que innovan todo el día. Tienen horarios especiales. Formamos el Innovation Center donde manejamos las células o distintos proyectos. Aquí trabajan alrededor de 35 personas”.
Entre las innovaciones ofrecen la apertura de una cuenta en forma digital, sin necesidad de ir al banco. El BNB cuenta con 90 agencias completas en toda Bolivia.
El directorio se encarga de tres áreas que son la de auditoría interna, la Unidad de Investigaciones Financieras y la de planificación y control. Hay una vicepresidencia ejecutiva y cuatro vicepresidencias que ven el área de riesgo, la comercial, la operativa, la de finanzas y la legal. También cuentan con las gerencias de banca de personas, de banca de pequeña y mediana empresa y de banca empresarial.
Una vez por semana el directorio tiene la reunión del comité de créditos o del comité comercial, de riesgo y de responsabilidad social empresarial. Cada dos semanas hay un directorio en pleno para el análisis financiero
“Las tendencias cambian. Hace un tiempo atrás queríamos dar un servicio a la banca joven e innovar pero nos dimos cuenta que había un segmento no bien atendido. Ahora estamos trabajando con la generación sándwich y con la banca empresarial”.
El trabajo en equipo es el sello de su liderazgo, según Bedoya. “En la alta gerencia el promedio de la gente que trabaja en el banco es de 25 años. Es muy importante la experiencia y yo siempre aprecio el trabajo en equipo. Tratamos de que nuestros empleados tengan el mejor lugar para trabajar. Tenemos un programa para su salud, con sicólogos que se encargan de ayudarlos. La alta gerencia debe viajar a todas las sucursales. Hacer banca en Santa Cruz no es lo mismo que hacerla en Oruro o en Potosí. Tratamos de acercarnos a nuestros clientes para ver qué quieren o buscan”.
Opina que en los últimos años la banca tuvo un crecimiento muy grande, ya que se pasó de manejar una cartera de 2 mil millones de dólares a una de casi 22 mil millones. “Ya somos un sistema muy fuerte. Quizás habrá una desaceleración porque la gente espera lo que pasará. No se va a parar el motor económico, pero los inversionistas estarán más cautos. De todos modos, Bolivia es un país que puede crecer mucho. Con medidas como la del etanol el sector cañero puede repuntar. En la construcción hay un mercado importante con el crédito de vivienda social. Se trabaja también en la exportación de carne”.
Sobre los planes del BNB, dice que seguirán con el crecimiento de las filiales, de distintos productos y de áreas. Cuentan con una agencia de valores y SAFI. “Seguiremos trabajando el tema de innovación tecnológica. Llegar a 150 años de vida es un reto muy lindo. Queremos un banco más moderno”.
En lo personal, tiene ganadería de carne, que le resulta su hobby. Está casado con Rosy Montero desde hace 26 años. Tiene tres hijos y un nieto en camino. La mayor es María Belén, que estudió administración de empresas en EEUU. La segunda es Mariana, de 22 años, que cursa el último año de administración de empresas en Boston. El último estudia en el Colegio Alemán y quiere ser golfista.
El fue presidente de Asoban, además de tesorero de la Federación de Empresarios y estuvo en el directorio de la Nacional de Seguros.
Su rutina empieza temprano cuando lleva a su hijo al colegio. Tiene muchos amigos pero no es de fraternidades. Asiste al gimnasio del Country Club. Le atrae el fútbol y apoya a The Strongest. Le gusta leer temas de negocios y uno de sus hobbies es la cocina. Con sus amigos prepara rissotos y paellas. Viaja cada año al menos a dos congresos y le agrada EEUU como destino. En cuestión de música le gustan los clásicos.