Los aromas sutiles perfuman todo el ambiente del taller Uma Luna en la zona de Kupini, en La Paz, donde se elaboran jabones artesanales y ecológicos. Esas fragancias guardan entre sus matices un secreto que se encuentra en el corazón mismo del altiplano boliviano, en esas planicies donde se cultivan quinua, cañawa y amaranto.
La historiadora paceña Consuelo Sánchez es la creadora de la marca Uma Luna, nombre que significa Agua de Luna (uma en aymara es agua), que se lanzó al mercado en noviembre de 2012.
Con este emprendimiento ha desarrollado una variedad de jabones ecológicos y orgánicos en los que incluye a los que ella denomina “los tres granos poderosos de los Andes”.
“Me encanta la cocina y siempre he incorporado estos cereales en la dieta de mi familia. Así surgió la idea de incluirlos en los jabones antes de sacarlos oficialmente a la venta. Por supuesto, empecé investigando sus fortalezas pero en su utilización en forma tópica”, explica la ideóloga de este emprendimiento.
Son 12 variedades de jabones con pH (medida de acidez o alcalinidad de una disolución) neutro. No contienen grasa o aceites animales, sólo vegetales, y están elaborados con esencias naturales en lugar de perfumes y con agua 100% mineral.
Pero, ¿cómo se logra el jabón si no se utiliza lo que contienen los otros?
La creadora, que es además una gran amante del poder cautivador de la luna, explica que realizan un proceso llamado saponificación -muy común para trabajar con estos productos- que tiene como base el agua, la lejía y algún tipo de grasa. En este caso, en lugar de grasa, se usa aceite de oliva extra virgen, de almendras o manteca de cacao.
El curado de los jabones toma de cinco a seis semanas, tiempo necesario para que agua y lejía se evaporen.
Además de los de granos andinos, Uma Luna propone jabones de aceite de oliva y romero, avena y aceite de almendras, sandía, chocolate y café, entre otros.
“Investigué y descubrí que dos ingredientes de la quinua son muy poderosos que son la lisina y treonina, sustancias que ayudan en el crecimiento y la reparación de los tejidos humanos, por lo que es muy buen cicatrizante y antiséptico”, dice Sánchez.
Los jabones de quinua -el producto estrella de Uma Luna- también tienen presentaciones combinadas con chocolate, rosas y café, ingredientes naturales conocidos por sus propiedades antioxidantes, humectantes y astringentes. El café utilizado en la elaboración es de la marca Caranavi y el de chocolate de manteca de cacao de El Ceibo.
La creadora de Uma Luna destaca que el amaranto contiene una sustancia -también presente en las aletas de los tiburones- llamada escualeno, un ácido orgánico con propiedades antioxidantes y, según estudios, anti cancerígenas.
La cañawa, debido a su alto contenido de minerales, revitaliza, es antioxidante y ayuda a la piel a recuperarse cuando ha sido expuesta a climas extremos.
Las fórmulas de los jabones y sus respectivas combinaciones se encuentran en proceso de inscripción en el Servicio Nacional de Propiedad Intelectual.
Fue el hijo de Sánchez, Darío, quien la inspiró a elaborar los jabones. Cuando el pequeño tenía un año se le presentó una alergia en las mejillas que empeoraba con los días.
El diagnóstico determinó que sufría de dermatitis atópica, una enfermedad de la piel en la que suelen intervenir factores ambientales.
“Me recomendó suavizar el agua para bañarlo con una bolsita de avena y gotitas de benjuí (resina de un árbol nativo de Asia) y utilizar jabones naturales sin glicerina, porque para la obtención de ésta se realiza un proceso químico similar al que se hace cuando se obtiene la vaselina como derivado del petróleo. No encontré ninguno en las tiendas”.
Aconsejada por sus parientes, empezó a hacer los jabones, hace ya siete años. A menos de una semana de aplicado el producto la piel de Darío recuperó su frescura y suavidad natural. Desde entonces no los ha dejado de usar.
La periodista Ximena Galarza ha probado estos jabones debido a que ella y su hija sufren de piel seca por el clima.
“El cambio positivo fue inmediato, casi en un 90%, mi hija ya no necesita ni crema, y como trabajo en televisión ahora he optado por quitarme el maquillaje con ellos”, destaca.
Cada unidad tiene un costo de 25 bolivianos y se comercializan en la tienda Caleidoscopio, calle 21 de Calacoto 8361, y Paxi Sol, calle Landaeta esquina Crespo. Además cuenta con un perfil de Facebook llamado Uma Luna.
A pesar de que sólo tiene unos cuantos meses de existencia, ya se han enviado 150 unidades a Estados Unidos y también han formado parte de los canastones para el Día de la Madre distribuidos por una famosa cafetería paceña.
La luna, y su poder regente sobre la tierra, el agua mineral con sus beneficios y los granos andinos forman parte de la identidad de estos jabones que buscan crear conciencia sobre los productos que se utilizan en el órgano más grande y sensible que tiene el ser humano, la piel.